Feliz 18!!! Felices fiestas Patrias!!! Viva Chile!!
-Nos
remontaremos unos 20 años atrás-. No dice nada, queda callado, sólo quiere saber.
-Papá, mira
eh encontrado estas frutas afuera- le digo para que apruebe mi hallazgo.
-A ver, no
estarán desabridas?- me estira su mano derecha y le coloco unas frutas.
-No, papá si
están ricas- le digo, mientras él se está comiendo las frutas.
-Mmmm...
tienes razón muy buen ojo mi niña linda, ya, corre ve a cambiarte que hoy es la
fiesta.
-Si, chao
papá, te quiero mucho.
Después de buscar
el vestido correcto, ponerme maquillaje, y peinarme, para poder gustarle a
Santiago, es tan guapo, me encanta.
Ya era cerca de
la hora de la fiesta. Y estoy sonriendo como una tonta en sólo pensar en él.
Comienzo a bajar
la escalera de la casa con una sonrisa en los labios, pero mi padre me detiene
y me lleva del brazo con demasiada fuerza, que me hace daño. Abre la puerta de mi habitación me
tira encima de mi cama. Me siento en mi cama. ¿Qué esta pasando?
-Puta, cómo
pudiste- me da una bofetada que vuelvo a caer encima de mi cama. Me siento
confundida.
-Pero papá, ¿de qué me estás hablando?- No entiendo nada.
Me toma por los
hombros y me zarandea, y vuelve a abofetearme con fuerza en mi rostro y siento
el dolor en mi mejilla que va creciendo, vuelve a zarandearme -Puta- me vuelve a gritar y vuelvo a recibir otra bofetada. Me quedo en mi cama
llorando, pero mi padre no había terminado, me arranca el vestido y siento como
su cinto cae sobre mi piel desnuda, una y otra y otra vez, me jala el cabello y
vuele a golpearme, pero ya no es el cinto es su puño, me tira al piso me da de
patadas y puñetazos. Ya no siento dolor, cierro mis ojos y duermo.
Cuando despierto
siento algo en mi cara, cuando trato de tocarme la cara me duele el cuerpo y
veo mangueras, que están en mi cuerpo, y comienzo a mirar la habitación y me
doy cuenta que no es mi pieza. Se abre la puerta y entra una enfermera, la cual
se apresura al ver que me estoy moviendo.
-No se mueva señorita, se lo pido, no se mueva-. Sus manos sujetan las mías impidiéndome que las mueva, y relajo las manos.
-No se mueva señorita, se lo pido, no se mueva-. Sus manos sujetan las mías impidiéndome que las mueva, y relajo las manos.
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Sofía Morga de Santelices |
-¿Qué me
paso?- le pregunto a la enfermera.
-Tranquila
ya está bien- me dice mientras revisa los aparatos médicos.
-Pero
señorita, ¿qué me paso?- no me responde esto es frustrante, quiero respuestas.
-Tranquila,
no se altere, por favor- me dice con sincera preocupación
Y veo entrar a mi
madre junto a mi padre
-¿Cómo estas
hija, estás bien?- me pregunta mi madre, con claro nerviosismo.
-Déjala, ya
ves, está bien- le dice mi padre, se da media vuelta y cierra la puerta
-Hija, ¿por qué enfureciste así a tu padre?- y sé que eso es un reproche
-¿Qué yo hice
qué?-. No entiendo nada
-Tú padre me
dijo, que Mateo, te vio con Santiago teniendo relaciones en la bodega...- QUEEEEE MIERDA QUE YO QUE..., AY! POR DIOS.
Me falta aire, me estoy agitando, me cuesta respirar.
-¡¡Queeeeeé!! ¡¡¡ay!!!...- me siento rara, todo me da vuelta, ¿qué me pasa?
-Señora váyase,
acaba de alterar a la paciente- le pide la enfermera a mi madre.
-Pero ¿¿está
bien??-. Mi madre sujeta del brazo a la enfermera -¡¡¡Señorita respóndame!!!- y sacan a mi madre de la habitación.
Después de eso
sólo recuerdo que dormía y despertaba por unas horas. En la segunda semana de
mi estadía en el Hospital empecé a ver los cambios en mi cuerpo, las marcas
estaban de color amarillo y un poco negro. Comencé a levantarme de a poco, mi
mamá venía todos los días, pero no me decía mucho, decía una y otra vez que a
mi papá se le había pasado la mano con esto.
-Hija si no
es para tanto el haber perdido la virginidad.- Me decía mi madre.
-Pero si yo
no la he perdido, mamá- le decía
-Hija si no
importa, esas cosas pasan- me decía con tranquilidad
-Mamá si no
la he perdido como quieres que te lo diga, Mateo está mintiendo, con Santiago
somos muy buenos amigos, pero no hemos llegado a eso- quiero que me crea.
-Ya Catita,
no importa, si esas cosas pasan- me mira con lástima
-Ay! mamá,
si te digo que NO, es NO!!!- siento rabia, porque no me cree?
-Ya no
importa, dejémoslo. ¿Cómo te encuentras?- Me pregunta mi mamá para desviar
el tema, igual se lo agradezco
-Mejor, pero
quiero salir luego de aquí, me aburro mamá- me sonríe y me mira con
dulzura, me toca la frente... Se desvanece el recuerdo.
En el presente...
En el presente...
-Pase 3 semanas en
el hospital, y pude volver a casa, mi padre no me dirigió la palabra. Nunca
entendí su reacción
Luego de 6 meses,
por fin hice confesar a Mateo de su mentira, logre limpiar mi honor, según yo,
pero mi padre le dio lo mismo, no creía en mí, y prefirió darme una golpiza,
por bocazas, por no asumir la "realidad, por mentirosa, por deshonrosa", y porque
según él, había obligado a mentir al
"Pobre de Mateo".- Hago una pausa, hace mucho tiempo que eh bloqueado estos recuerdos y los eh mantenido oculto en este gran secreto.
-Volví al hospital,
estuve 4 semanas para recuperarme, pero cuando volví a casa, "al hogar", mi
progenitor me volvió a tratar de lo peor, pero esta vez ... fue delante de mi
madre, quien fue ella la que no aguanto más, pero igual duele cuando te dicen
"Es mejor que te vayas", con quince años, QUINCE, a donde te vas?.- Le miro directamente a los ojos, y esconde su mirada.
-Tome mis cosas, y
llame a mi abuelo el único adulto de está espantosa familia, el único que me
apoyo que me quería de verdad, el único que no pregunto nada, y que me dio su
confianza y como yo confíe en él.- suelto el aire que había reservado.
-Dime
Alejandro, te parece tan santo, ahora Santelices?.
Se queda callado
no dice nada, le tuerzo la sonrisa. Me levanto de mi asiento, salgo de la 'oficina', encuentro a unos de los guardias que ha llevado a Alejandro y pido que le saquen las esposas.Mientras yo me voy
a mi oficina. Ya no puedo, me duele la cabeza, tengo rabia, si pudiera matar en este instante lo haría.
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