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jueves, 18 de septiembre de 2014

Catalina y Alejandro - Capitulo 4

Feliz 18!!! Felices fiestas Patrias!!! Viva Chile!!


-Nos remontaremos unos 20 años atrás-. No dice nada, queda callado, sólo quiere saber.
***
20 años atrás...


Luis Santelices

-Papá, mira eh encontrado estas frutas afuera- le digo para que apruebe mi hallazgo.
-A ver, no estarán desabridas?- me estira su mano derecha y le coloco unas frutas.
-No, papá si están ricas- le digo, mientras él se está comiendo las frutas.
-Mmmm... tienes razón muy buen ojo mi niña linda, ya, corre ve a cambiarte que hoy es la fiesta.
-Si, chao papá, te quiero mucho.

Después de buscar el vestido correcto, ponerme maquillaje, y peinarme, para poder gustarle a Santiago, es tan guapo, me encanta.
Ya era cerca de la hora de la fiesta. Y estoy sonriendo como una tonta en sólo pensar en él.
Comienzo a bajar la escalera de la casa con una sonrisa en los labios, pero mi padre me detiene y me lleva del brazo con demasiada fuerza, que me hace daño. Abre la puerta de mi habitación me tira encima de mi cama. Me siento en mi cama. ¿Qué esta pasando?

-Puta, cómo pudiste- me da una bofetada que vuelvo a caer encima de mi cama. Me siento confundida.
-Pero papá, ¿de qué me estás hablando?- No entiendo nada.
Me toma por los hombros y me zarandea, y vuelve a abofetearme con fuerza en mi rostro y siento el dolor en mi mejilla que va creciendo, vuelve a zarandearme -Puta- me vuelve a gritar y vuelvo a recibir otra bofetada. Me quedo en mi cama llorando, pero mi padre no había terminado, me arranca el vestido y siento como su cinto cae sobre mi piel desnuda, una y otra y otra vez, me jala el cabello y vuele a golpearme, pero ya no es el cinto es su puño, me tira al piso me da de patadas y puñetazos. Ya no siento dolor, cierro mis ojos y duermo.

Cuando despierto siento algo en mi cara, cuando trato de tocarme la cara me duele el cuerpo y veo mangueras, que están en mi cuerpo, y comienzo a mirar la habitación y me doy cuenta que no es mi pieza. Se abre la puerta y entra una enfermera, la cual se apresura al ver que me estoy moviendo.
-No se mueva señorita, se lo pido, no se mueva-. Sus manos sujetan las mías impidiéndome que las mueva, y relajo las manos.
Sofía Morga de Santelices

-¿Qué me paso?- le pregunto a la enfermera.
-Tranquila ya está bien- me dice mientras revisa los aparatos médicos.
-Pero señorita, ¿qué me paso?- no me responde esto es frustrante, quiero respuestas.
-Tranquila, no se altere, por favor- me dice con sincera preocupación
Y veo entrar a mi madre junto a mi padre
-¿Cómo estas hija, estás bien?- me pregunta mi madre, con claro nerviosismo.
-Déjala, ya ves, está bien- le dice mi padre, se da media vuelta y cierra la puerta
-Hija, ¿por qué enfureciste así a tu padre?- y sé que eso es un reproche
-¿Qué yo hice qué?-. No entiendo nada
-Tú padre me dijo, que Mateo, te vio con Santiago teniendo relaciones en la bodega...- QUEEEEE MIERDA QUE YO QUE..., AY! POR DIOS.
Me falta aire, me estoy agitando, me cuesta respirar.
-¡¡Queeeeeé!! ¡¡¡ay!!!...- me siento rara, todo me da vuelta, ¿qué me pasa?
-Señora váyase, acaba de alterar a la paciente- le pide la enfermera a mi madre.
-Pero ¿¿está bien??-. Mi madre sujeta del brazo a la enfermera -¡¡¡Señorita respóndame!!!- y sacan a mi madre de la habitación.

Después de eso sólo recuerdo que dormía y despertaba por unas horas. En la segunda semana de mi estadía en el Hospital empecé a ver los cambios en mi cuerpo, las marcas estaban de color amarillo y un poco negro. Comencé a levantarme de a poco, mi mamá venía todos los días, pero no me decía mucho, decía una y otra vez que a mi papá se le había pasado la mano con esto.
-Hija si no es para tanto el haber perdido la virginidad.- Me decía mi madre.
-Pero si yo no la he perdido, mamá- le decía
-Hija si no importa, esas cosas pasan- me decía con tranquilidad
-Mamá si no la he perdido como quieres que te lo diga, Mateo está mintiendo, con Santiago somos muy buenos amigos, pero no hemos llegado a eso- quiero que me crea.
-Ya Catita, no importa, si esas cosas pasan- me mira con lástima
-Ay! mamá, si te digo que NO, es NO!!!- siento rabia, porque no me cree?
-Ya no importa, dejémoslo. ¿Cómo te encuentras?- Me pregunta mi mamá para desviar el tema, igual se lo agradezco
-Mejor, pero quiero salir luego de aquí, me aburro mamá- me sonríe y me mira con dulzura, me toca la frente... Se desvanece el recuerdo.

En el presente...

-Pase 3 semanas en el hospital, y pude volver a casa, mi padre no me dirigió la palabra. Nunca entendí su reacción
Luego de 6 meses, por fin hice confesar a Mateo de su mentira, logre limpiar mi honor, según yo, pero mi padre le dio lo mismo, no creía en mí, y prefirió darme una golpiza, por bocazas, por no asumir la "realidad, por mentirosa, por deshonrosa", y porque según él, había obligado a mentir al "Pobre de Mateo".- Hago una pausa, hace mucho tiempo que eh bloqueado estos recuerdos y los eh mantenido oculto en este gran secreto.

-Volví al hospital, estuve 4 semanas para recuperarme, pero cuando volví a casa, "al hogar", mi progenitor me volvió a tratar de lo peor, pero esta vez ... fue delante de mi madre, quien fue ella la que no aguanto más, pero igual duele cuando te dicen "Es mejor que te vayas", con quince años, QUINCE, a donde te vas?.- Le miro directamente a los ojos, y esconde su mirada.

-Tome mis cosas, y llame a mi abuelo el único adulto de está espantosa familia, el único que me apoyo que me quería de verdad, el único que no pregunto nada, y que me dio su confianza y como yo confíe en él.- suelto el aire que había reservado.

-Dime Alejandro, te parece tan santo, ahora Santelices?.

Se queda callado no dice nada, le tuerzo la sonrisa. Me levanto de mi asiento, salgo de la 'oficina', encuentro a unos de los guardias que ha llevado a Alejandro y pido que le saquen las esposas.Mientras yo me voy a mi oficina. Ya no puedo, me duele la cabeza, tengo rabia, si pudiera matar en este instante lo haría.

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