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sábado, 13 de septiembre de 2014

Catalina y Alejandro - Capítulo 3

Esto porque tú lo pediste te lo publico. Te quiero amiga.





Después de una noche de verdades junto a mi amiga, ahora debo levantarme y correr, llegaré tarde.
Pero antes de salir miro a mi alrededor, mi departamento es un asco, esa cosa espero que no esté aquí nuevamente.
Me subo a mi auto y corro, lo más rápido que puedo, pero sin tener problemas con la ley. Me voy escuchando Home de Michael Bublé, y me relaja un poco por lo estresada que ya voy por llegar tarde.

Por fin llego a la oficina, me estaciono, tomo el ascensor hasta el piso del estudio jurídico. Se abren las puertas y me encuentro con Teresa que estaba ocupada en el computador.Y recuerdo que debo hablar con ella.

-Teresa, con usted tengo que hablar- la interrumpo, y me mira con preocupación.
-Dígame señorita Santelices- siento el nerviosismo en sus ojos y en la forma que se muerde el labio.
-Ayer llego una persona, que usted la dejo pasar, no quiero que se vuelva a repetir, si le digo no estoy, usted me dice que sí la persona está o no fuera de mi puerta, entendido?.
-Sí señorita, disculpe, pero...- se siente arrepentida, no me gusta tratarla así, pero ella debe saber lo que significa discreción. 
-Bien, no importa, pero que no vuelva a suceder-. Me dirijo a mi despacho
-Señorita, le llego este paquete- Me detengo vuelvo a donde esta Teresa cojo el sobre y me voy a mi oficina.

Sentada en mi oficina abro el paquete, es una carta, conozco esa caligrafía, pero... NO, NO PUEDE SER... Ay! Dios!. Esto no puede ser una coincidencia, ayer llega este hombre preguntando por él, y ahora me encuentro con su caligrafía de frente, me ha encontrado, aunque nunca eh huido en realidad, seguí haciendo mi vida después de la muerte de mi abuelo, con mamá converso de vez en cuando, y si hubiera querido acercarse lo podría haber hecho hace mucho, por qué ahora?, yo nunca lo eh necesitado para nada, que necesita de mí. Comienzo a leer la dichosa carta. 




 Querida Catalina:
Sé que son años que no hablamos, pero debo pedirte perdón, lo que hice hace años contigo no tiene perdón de Dios, te traté mal, te hice daño.
Supe la verdad un año después de tu partida.

Está arrepentido?, eso no tiene perdón de Dios, no lo tiene.

Por tu madre, supe que ahora eres abogada, y una muy buena, felicitaciones por ello.
Pero está carta, es porque sé que no recibiste a mi mensajero, a Alejandro, es un trabajador de la Finca, llego hace unos años y se hizo mi mano derecha, y ha sido él quien ha insistido en que me acerque a ti, ya que tú nunca quisiste saber nada de mí, y no es un reproche, entiendo tu enojo. Hija mía, me queda poco tiempo de vida, y quiero que sepas que te amo mucho, que extraño tu abrazo cariñoso y tus besos.
Espero de todo corazón que no te hayas cambiado el apellido, ya que es lo único que necesitas para pedir la parte de tu herencia, pero si te lo has cambiado... comprendo.

Hija te amo.

Luis Santelices.



-Pero que MIERDA- tengo rabia, mucha rabia, quiero tirar todo lejos.
¡ALTO! mi mamá no sabe que soy abogada, ni siquiera lo supo mi abuelo, esto es raro, no me gusta nada.
Mi respiración comienza a acelerarse.

Suena el citófono -Si?- respondo con mal humor
-Señorita la buscan- Quien es ahora?
-No estoy para nadie, para NADIE-
-Es que señorita está...-
Irrumpe en mi oficina el mismo tipo de ayer -Alejandro- le digo
Asiente. -Veo que ya leyó la carta, entonces ahora me acompaña?.
-Vete a la MIERDA, YO NO TENGO PADRE- que se cree?
-Ya veo. Pero tengo que llevármela- y comienza a acercarse a mi escritorio.
-¿QUEEEE?- y me levanto de mi asiento -tú no sabes con quien estas tratando, pero no te preocupes ahora lo sabrás- levanto el auricular del citófono -SEGURIDAD, AHORA!- siento que me quitan de las manos el auricular y lo cuelgan, me toma por el brazo con fuerza y me arrastra, intento con todas mis fuerzas impedirle que me lleve pero es complicado con tacones, lo que recuerdo que ya eh pedido ayuda, y deben estar por llegar, nunca me había sentido tan feliz de ver a los gorilas del estudio jurídico irrumpir en mi oficina. Llegan a mi despacho dos guardias, me liberan, lo sujetan, lo reducen en el suelo. Me recompongo la ropa, me aliso el cabello y aclaro mi garganta.
-LLÉVENLO a la 'oficina' quiero interrogarlo , pero déjenlo esposado- y se lo llevan, yo voy detrás de ellos, abren la puerta de madera, es la única del estudio jurídico, todas las demás son de cristal. Entramos a esa oficina, que es muy pequeña, y en la cual hay una mesa y dos sillas una frente a la otra, parece a esas oficinas que salen en las películas de policías, hay una en el estudio jurídico, para aquellos casos en que necesitamos una confesión, no se utiliza la fuerza por si eso están pensando, es que para los clientes es más pequeña y creen que así nadie sabrá lo que nos van a decir, algo ilógico, porque lo grabamos con autorización de ellos, el cual es firmado cuando quieren que seamos sus abogados.
Lo sientan en una de las sillas, y los gorilas se van y cierran la puerta cuando salen por ella.


Y yo me siento al frente de él, lo miro directo a los ojos y estudio su lenguaje corporal, no está asustado, no está nervioso, está enojado y veo su nariz arrugarse y su ceño fruncido, debe tener rabia, y me río por dentro, me debe estar odiando.
Abro la boca para inhalar una bocanada de aire. Y le pregunto:
-Así que tú eres Alejandro?.
-Si- me escupe con rabia.
-Quieres mucho a Santelices?- y me fijo en su reacción
-Pues claro, él me dio todo, y no entiendo como puede ser tan mala agradecida con su padre- su ceño se relaja por un momento, debe estar pensando en él, pero vuelve a arrugarse cuando me dice que soy una mal agradecida con mi padre.
Me espanto, es como si hielo corriera por mi espina dorsal
-¿¿Qué yo qué??- este imbécil no me conoce y me juzga así? -parece que no te contó bien la historia- y lo miro con lástima, dónde te fuiste a meter Alejandro. -Santelices es un hombre muy malo, pero también sabe muy bien como manipular y eso ha conseguido contigo, me das lástima.- Le digo, se pone rojo de rabia.
-Claro que me la contó- me lo dice con furia y omite todo lo que le dije de la manipulación de Santelices.
-Y qué fue lo que te contó entonces?- le digo sorprendida, de qué Santelices le haya contado nuestro secreto a alguien más.

-Que cuando usted tenía 15 años, él la alejo de su pretendiente, porque lo considero inapropiado para usted, y que como no le gusto su disciplina usted se fue- mentira, me rio en la cara de Alejandro, esa mentira, siempre la dice para poder limpiarse sus culpas, veo que aún no le ha dicho a nadie. Después de reírme me tranquilizo y apoyo mis codos en la mesa y me acerco a su cara y le digo: -Ohh, ya veo ahora entiendo, porque lo quieres tanto- y me rio -Por qué es un mentiroso- veo su reacción de confusión y sonrió. -Te contaré la verdadera historia o una parte para que después le pidas las explicaciones pertinentes-. Me siento en la silla y cruzo mis brazos. Alejandro está expectante.


***
Gracias por acompañarme 

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