Vistas a la página totales

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Catalina y Alejandro - Capítulo 6

En el presente...


No lo veo hasta que esta al lado mío, me doy cuenta que viene a mi busca, abre la puerta de mi oficina haciéndome  ingresar a ella de una manera brusca, casi a empujones, pero que se cree este hombre?, que yo soy un animalito?, tiene que estar acostumbrado a ese trato con los animales, creo que tendré que recordarle con quien habla este trabajador. Mi mano derecha vuela a su mejilla izquierda, y él, con unos reflejos de águila, me sujeta la mano, y la aprieta para demostrar su fuerza, su enojo, su molestía, nosé qué, pero duele.

-Quieres que te crea?- me dice todo prepotente, y con mi mano sujeta - yo aquí vine hacer mi trabajo, y no me voy a ir mientras no lo termine- me dice totalmente molesto. 
Lo miro con desdén, lo más despectiva que puedo, pero con cierto miedo, no quiero que lo huela, quiero que se vaya, ya ha escarbado demasiado en mi pasado, es mejor la defensa antes de atacar, así que mi mente vuela en busca de una pregunta a modo de defensa en la que él quede invalidado.
-Y ahora, que piensa de Luis Santelices?- No responde, eso es bueno, porque duda de lo que cree, no es que quiera que se pase a mi bando, siempre eh estado sola y es mejor así, nada ni nadie me dice lo que tengo o no tengo que hacer. -Ya veo no tienes respuesta- y me libero de su agarre, ahora me siento más segura sin que me tenga sujeta. Ha servido mi táctica.
-Disculpa, yo no sabía nada de eso, pero no soy quien para juzgarlo, es muy probable que esa sea tu parte de la historia como tu la viste, no como la ve mi jefe.- Es buena respuesta, pero me enderezo, lo miro con furia y no es que pida que me crea, sino que se vaya a la mierda y me deje en paz, jamás nadie me ha cuestionado, porque siempre han confiado en mí, si, yo nunca lo eh necesitado confiar en alguien, claro hay excepciones, dos personas. Por qué me interesa que confíe en lo que yo le digo?, si el no es nadie en mi vida, más que un hombre que ha venido a escarbar en mi pasado, y a dejarme así tiritando y nuevamente a sentir desconfianza en todo.

Todavía está ahí, mirandome,la furia me gana y grito. -QUEEEEEÉ!!!! ÁNDATE O LLAMO A SEGURIDAD DE NUEVO- Llena de rabia le grito, quiero que se vaya, quiero que me deje tranquila, con mis fantasmas, con mis miedos y frustraciones, mientras le enseño la salida con mi bazo izquierdo.-Así que vuelve a esa maldita finca y dile a Santelices que para mí ESTA MUERTO, que no me INTERESA SI MUERE O NO, que por mi es mejor que este MUERTO, y que se quede tranquilo que llevo este ASQUEROSO apellido y que no me lo eh quitado por amor a mi abuelo, y para no olvidar que no debo creer en nadie- Sigo con el brazo en alto, quiero que se vaya me empieza a darme frío, van a empezar los escalofríos, no quiero sentirme insegura, así como me encuentro, así no soy yo.
Me mira furioso, y sé que esto no ha acabado seguiremos viéndonos, doy gracias a Dios que él se marcha. Doy un portazo, y empiezan los escalofríos recorrer mi cuerpo, me abrazo e intento reprimir un sollozo, porque sé que después vendrá el llanto, no me quiero sentir como es niña de quince que temía a todo, que desconfiaba de todo. 
-Por el amor de Dios, dame fuerza, sé que existes en un lugar muy lejos de aquí, y aunque no me escuchaste hace unos años, me haz escuchado después, dame tregua por favor, no así todo de una vez, te lo pido - Digo mientras bajo la mirada, lleno mis pulmones para tranquilizarme, boto el aire, y comienzo a relajarme.


Ya más tranquila en mi oficina, gracias a la gritadera que le di a ese tal Alejandro me siento mejor, es como si me sacará un peso de encima, aunque esperaba que me entendiera, pero bueno es mejor así, tengo como ese sentimiento de cuando te clavas con una espina y por fin logras sacártela, te alivias pero aún te queda ese dolor, y así estaba hasta que escucho que tocan la puerta de mi oficina. 

Veo ingresar a mi oficina a Roberto son su sonrisa en su cara.
-Catalina, y... cómo vas con lo Adrian, perdón Javier?- me dice sonriendo
-Ehhh, disculpe se me había ido, pero ahora me pongo en curso y le tengo las cosas listas-  Comienzo a buscar de manera frenética en mi computador el archivo que estaba preprando par ese hijo de... Que no venga la rabia, pero es por el amor de Dios con este imbécil de Alejandro se me había olvidado el trabajo que tenía que hacer, así que manos a la obra. Comienzo a leerlo, no estoy concentrada.
-¿Qué pasa Catalina? andas distraída- me mira con preocupación
-No jefe, estoy bien- Es mi jefe no debo, porque preocuparlo con historias de mi pasado, que no conoce y no tiene porque conocerla.
-Está bien, pero apúrate que eso lo necesito para hoy.- Mierda todo tenía que ser hoy, hasta en la sopa me sales Santelices, me obligue a olvidarte y lo logré aún con este apellido recondandomelo día tras día, y hoy es uno de esos días en que no hubiera gustado nacer, pero aquí estoy sobreviviendo.
-Si, no se preocupe hoy lo tendré listo- lo haré y eso me servirá para distraerme


Y después de cuatro arduas horas, tengo el dichoso informe, Este hombre cada vez que escarbo en su pasado, es más interesante, no pense que sería tan corrupto, pero mejor para nosotros, más de donde atraparlo.
Toco la puerta de la oficina, pero como no contesta entro y me encuentro de frente a Alejandro, pero que es lo que está haciendo aquí, si yo le había dicho que se fuera, llamare a seguridad para sacarlo de aquí.
Me mira, y sonrie, no esta molesto, llamare a Seguridad es lo mejor. 



Cuando le habia dado la espalda, tenía la mano en la puerta para ir en busca de seguridad, escucho su voz en mi espalda.
-Hola, creo que empezamos mal, mi nombre es Alejandro Latorre- Al escucharlo me giro lentamente, creo que escuche mal, se qué mis ojos no me ayudan porque los tengo abiertos como platos. Y me pregunto mentalmente, ¿Cómo dijo Latorre? no será pariente de mi jefe?, porque si es así, menudo lío en el que me eh metido.
-Eres Latorre??...-Le digo sorprendida y el sonríe, como si hubiese ganado la partida. Se abre la puerta y es mi jefe.

Con una sonrisa en sus labios como es la costumbre, al parecer no le ha dicho nada Alejandro o es que me esta jugando una broma para que afloje.
-Catalina, ya veo que conoces a mi sobrino Alexander- Lo miro como boba, finalmente cual es su nombre?, dijo sobrino, OH DIOS QUE HICE
-Tío es Alejandro, si mi madre te escuchará...-Mierda le dijo Tío. MIERDA. Esto no me gusta, Ay! Catalina tan impulsiva como siempre, porque no averiguaste primero quien mierda era.
-Uy! tienes razón, después vendrá en la noche para destaparme las patas-y ambos ríen como bobos.
-Veo que ya conoces a Catalina, una gran abogada y mi mano derecha-  y le guiña un ojo a ese Bicho, mientras lo dice me abraza, yo sonrió, pero lo miro seria, no quiero que vea que estoy sorprendida con saber que es sobrino de mi jefe
-Sí...- no lo dice sorprendido, cómo si ya lo supiera.
-Disculpe señor- interrumpo al imbécil -traigo el informe- le muestro la carpeta que tengo en mis manos agitandola en el aire para atraer su atención, y así es.
-Oh!, ya veo, gracias, puedes irte- me dice complacido con la carpeta, tomándola y sumergiéndose en la lectura de ella, va a su asiento para poder leer con mayor detención el informe.

-Hasta mañana- y salgo de la oficina de Roberto, sin más preámbulos, es mejor así, es mejor correr antes de que Alejandro le diga todo lo que ha pasado con él, así que si me despide, tendré que actualizar mi curriculum, y ver a uno de mis clientes más lleno de problemas.

martes, 23 de septiembre de 2014

Adelanto Capítulo 6

-QUEEEEEÉ!!!! ÁNDATE O LLAMO A SEGURIDAD DE NUEVO- Llena de rabia le grito, quiero que se vaya, quiero que me deje tranquila, con mis fantasmas, con mis miedos y frustraciones, mientras le enseño la salida con mi bazo izquierdo.-Así que vuelve a esa maldita finca y dile a Santelices que para mí ESTA MUERTO, que no me INTERESA SI MUERE O NO, que por mi es mejor que este MUERTO, y que se quede tranquilo que llevo este ASQUEROSO apellido y que no me lo eh quitado por amor a mi abuelo, y para no olvidar que no debo creer en nadie- Sigo con el brazo en alto, quiero que se vaya me empieza a dar frio, van a empezar los escalofríos, no quiero sentirme insegura, así como me encuentro, así no soy yo.
Me mira furioso, y sé que esto no ha acabado seguiremos viéndonos, doy gracias a Dios que él se marcha. Doy un portazo, y empiezan los escalofríos s recorrer mi cuerpo, me abrazo e intento reprimir un sollozo, porque sé que después vendrá el llanto, no me quiero sentir como es niña de quince que temía a todo, que desconfiaba de todo.

Espero que les guste y el jueves Capítulo 6 de
Secreto


sábado, 20 de septiembre de 2014

Catalina y Alejandro - Capitulo 5

Por qué la buscan?, hoy conoceremos un poco más a Alejandro...

Una semana atrás...


Llevaba años buscando a una joven, que ahora tiene 35 años,llamada Catalina Santelices Morga, su padre Luis Santelices, quería reencontrarse con su hija pródiga.
Un día me llamo a su despacho.

-Buenos días señor, en que lo puedo ayudar?- le pregunte
-Alejandro, quiero pedirte un favor, desde que llegaste ha sido el hijo que debía haber tenido, pero como sabes mi heredera, se ha marchado por malos entendidos.
-No comprendo señor a qué se refiere- quiero más información.
-Hace aproximadamente 17 años, mi hija tenía 15, una bella muchacha, con gran inteligencia y muy cariñosa, el día del baile del que éramos anfitriones, la muy descarada, se acostó con uno de mis mejores amigos, claro que la culpa fue de mi hija, él me dijo que mi hija lo había seducido, para realizar aquel acto tan infame, yo hable con ella pero nunca lo reconoció, y termino yéndose de casa para llevar una vida licenciosa, y nunca más supe nada de ella.
-Que quiere que haga yo, señor- le pregunto, no entiendo por qué me cuenta esto.
-Que la busques, porque después del año que ella abandono la casa, supe que todo era mentira, porque mi supuesto amigo me dijo en mi cara riéndose, que jamás toco a mi hija, y todo fue para despojar a la heredera de mis bienes de la fabrica. Sucede que si yo desheredaba a mi  hija a los 15, y la volvía a heredar a los 20, podría llevarse todo menos la fábrica, y en ella está todo mi capital, y como no tengo sucesores, sería Mateo, su hijo, el que sería dueño de todo. Por eso debes encontrarla para demostrar que tengo una hija y así que esas, víboras, no se queden por lo que tanto yo trabaje. Y le debo una disculpa a mi hija, sé que no merezco su perdón, pero me es necesario que ella esté aquí. Es muy probable que cuando encuentres a Catalina y le digas de parte de quien vas no quiera atenderte, si que dale está carta- Me entrega un sobre sellado, lo guardo en mi chaqueta.




Después de esa conversación, pasaron 3 años más, sin encontrar pista de ella, se escondió muy bien, o lo peor puede estar muerta.


Hasta que un día me encontré con mi tío Roberto, y él conversaba de una gran proeza de su nueva adquisición, una joven abogada, que aunque en un principio tenía muchas dudas, dejo de tenerlas, cuando un cliente suyo, intento chantajearlo, y apareció está súper heroína, y le mostró un montón de informes, antecedentes penales, cuentas bancarias, e incluso encontró cuantas pulgas tenía en su casa, debía ser realmente buena, porque desde ese día mi tío la convirtió en la segunda al mando, y aunque trabajaba para algunos políticos siempre estaba para él a la hora que fuese.

Fui a su estudio jurídico para que supiera que estaba bien y ponernos al día
-Hola Teresa, está mi tío?- le pregunte a la secretaria.
-Claro señor Latorre- me informa -Le aviso enseguida que está usted aquí.
-Gracias, eres un amor- le digo con una sonrisa en los labios
-Pero si ahí viene- me dice 


Y veo que está con una hermosa mujer, de piel trigueña, cabello oscuro y con ondas, con unos ojos maravillosos, de un color azul brillante, y esos labios carnosos de color rosa. No lleva maquillaje, debe ser realmente segura de sí misma para no llevarlo, me encanta, es alta, de la estatura de mi tío, unas piernas trabajadas, parece que hace un poco de deporte, y esas caderas, anchas, me encantan y su pecho, no es tan grande como el de otras mujeres pero se ven muy bien en esa blusa blanca, y ese pañuelo rojo hace un muy buen contraste con la falda lápiz negra que lleva puesta, y la veo caminar a su oficina, creo?

-Sobrino- Mierda, eh caído al suelo, como me pasan esas cosas a mí??
-Pero qué te pasa?- me dice riendo mientras me ayuda a levantarme 
-Me eh enredado- le digo riéndome de vergüenza mientras sacudo mi pantalón
-Ah! ya veo, no creo que sea porque mi abogada estrella te quito el corazón con un suspiro- me dice sonriendo y yo igual sonrío, es una belleza, para Alejandro primero termina lo que te mando hacer Santelices, encontrar a su hija y llevarla de vuelta a México, para que se haga cargo de las empresas y la herencia.
-No tío que va.- Sí tío me eh enamorado -Ella es tu abogada estrella?- Le pregunto, ahora necesito su nombre para que salga a unas copas conmigo.
-Pues claro- hace una pausa -Catalina Santelices Morga- Casi me caigo por segunda vez, escuche mal. QUEEEEEE dijo queeeeé, CATALINA SANTELICES MORGA, mierda mierda, la eh encontrado, y siempre ha estado cerca de mis narices, mi jefe se pondrá muy contento que después de 20 años haya encontrado a su hija pródiga.
-Si que ella es su luciérnaga tío- Ella misma es la que ha salvado más de una vez a mi tío, esto es muy bueno, pero también muy malo, mi tío la quiere, no la puedo sacar de aquí, tan fácilmente, pero ha llegado la hora de llevarla si o sí donde su padre, no puede ser tan difícil.
-Si, ella es, así que por fin la haz conocido- me dice mi tío.

Llamo a mi jefe para informarle que eh encontrado a su hija
-Alejandro, gracias al cielo, sabía que podía confiar en ti,pero fueron bastantes años, dónde se encuentra- Si, como tres años, en lo que me dedique por completo a buscarla.
-Gracias señor, se encuentra en Boston, y trabaja para un Tío mío, en su estudio jurídico- le informo
-Y trabaja como secretaria?- y siento en su comentario una pizca de disgusto, como si no le gustara que fuera eso.
-No, señor es la abogada estrella de mi Tío- le termino diciendo
-Es abogada?- veo que le sorprende que su hija sea abogada, y también muy bella.



jueves, 18 de septiembre de 2014

Catalina y Alejandro - Capitulo 4

Feliz 18!!! Felices fiestas Patrias!!! Viva Chile!!


-Nos remontaremos unos 20 años atrás-. No dice nada, queda callado, sólo quiere saber.
***
20 años atrás...


Luis Santelices

-Papá, mira eh encontrado estas frutas afuera- le digo para que apruebe mi hallazgo.
-A ver, no estarán desabridas?- me estira su mano derecha y le coloco unas frutas.
-No, papá si están ricas- le digo, mientras él se está comiendo las frutas.
-Mmmm... tienes razón muy buen ojo mi niña linda, ya, corre ve a cambiarte que hoy es la fiesta.
-Si, chao papá, te quiero mucho.

Después de buscar el vestido correcto, ponerme maquillaje, y peinarme, para poder gustarle a Santiago, es tan guapo, me encanta.
Ya era cerca de la hora de la fiesta. Y estoy sonriendo como una tonta en sólo pensar en él.
Comienzo a bajar la escalera de la casa con una sonrisa en los labios, pero mi padre me detiene y me lleva del brazo con demasiada fuerza, que me hace daño. Abre la puerta de mi habitación me tira encima de mi cama. Me siento en mi cama. ¿Qué esta pasando?

-Puta, cómo pudiste- me da una bofetada que vuelvo a caer encima de mi cama. Me siento confundida.
-Pero papá, ¿de qué me estás hablando?- No entiendo nada.
Me toma por los hombros y me zarandea, y vuelve a abofetearme con fuerza en mi rostro y siento el dolor en mi mejilla que va creciendo, vuelve a zarandearme -Puta- me vuelve a gritar y vuelvo a recibir otra bofetada. Me quedo en mi cama llorando, pero mi padre no había terminado, me arranca el vestido y siento como su cinto cae sobre mi piel desnuda, una y otra y otra vez, me jala el cabello y vuele a golpearme, pero ya no es el cinto es su puño, me tira al piso me da de patadas y puñetazos. Ya no siento dolor, cierro mis ojos y duermo.

Cuando despierto siento algo en mi cara, cuando trato de tocarme la cara me duele el cuerpo y veo mangueras, que están en mi cuerpo, y comienzo a mirar la habitación y me doy cuenta que no es mi pieza. Se abre la puerta y entra una enfermera, la cual se apresura al ver que me estoy moviendo.
-No se mueva señorita, se lo pido, no se mueva-. Sus manos sujetan las mías impidiéndome que las mueva, y relajo las manos.
Sofía Morga de Santelices

-¿Qué me paso?- le pregunto a la enfermera.
-Tranquila ya está bien- me dice mientras revisa los aparatos médicos.
-Pero señorita, ¿qué me paso?- no me responde esto es frustrante, quiero respuestas.
-Tranquila, no se altere, por favor- me dice con sincera preocupación
Y veo entrar a mi madre junto a mi padre
-¿Cómo estas hija, estás bien?- me pregunta mi madre, con claro nerviosismo.
-Déjala, ya ves, está bien- le dice mi padre, se da media vuelta y cierra la puerta
-Hija, ¿por qué enfureciste así a tu padre?- y sé que eso es un reproche
-¿Qué yo hice qué?-. No entiendo nada
-Tú padre me dijo, que Mateo, te vio con Santiago teniendo relaciones en la bodega...- QUEEEEE MIERDA QUE YO QUE..., AY! POR DIOS.
Me falta aire, me estoy agitando, me cuesta respirar.
-¡¡Queeeeeé!! ¡¡¡ay!!!...- me siento rara, todo me da vuelta, ¿qué me pasa?
-Señora váyase, acaba de alterar a la paciente- le pide la enfermera a mi madre.
-Pero ¿¿está bien??-. Mi madre sujeta del brazo a la enfermera -¡¡¡Señorita respóndame!!!- y sacan a mi madre de la habitación.

Después de eso sólo recuerdo que dormía y despertaba por unas horas. En la segunda semana de mi estadía en el Hospital empecé a ver los cambios en mi cuerpo, las marcas estaban de color amarillo y un poco negro. Comencé a levantarme de a poco, mi mamá venía todos los días, pero no me decía mucho, decía una y otra vez que a mi papá se le había pasado la mano con esto.
-Hija si no es para tanto el haber perdido la virginidad.- Me decía mi madre.
-Pero si yo no la he perdido, mamá- le decía
-Hija si no importa, esas cosas pasan- me decía con tranquilidad
-Mamá si no la he perdido como quieres que te lo diga, Mateo está mintiendo, con Santiago somos muy buenos amigos, pero no hemos llegado a eso- quiero que me crea.
-Ya Catita, no importa, si esas cosas pasan- me mira con lástima
-Ay! mamá, si te digo que NO, es NO!!!- siento rabia, porque no me cree?
-Ya no importa, dejémoslo. ¿Cómo te encuentras?- Me pregunta mi mamá para desviar el tema, igual se lo agradezco
-Mejor, pero quiero salir luego de aquí, me aburro mamá- me sonríe y me mira con dulzura, me toca la frente... Se desvanece el recuerdo.

En el presente...

-Pase 3 semanas en el hospital, y pude volver a casa, mi padre no me dirigió la palabra. Nunca entendí su reacción
Luego de 6 meses, por fin hice confesar a Mateo de su mentira, logre limpiar mi honor, según yo, pero mi padre le dio lo mismo, no creía en mí, y prefirió darme una golpiza, por bocazas, por no asumir la "realidad, por mentirosa, por deshonrosa", y porque según él, había obligado a mentir al "Pobre de Mateo".- Hago una pausa, hace mucho tiempo que eh bloqueado estos recuerdos y los eh mantenido oculto en este gran secreto.

-Volví al hospital, estuve 4 semanas para recuperarme, pero cuando volví a casa, "al hogar", mi progenitor me volvió a tratar de lo peor, pero esta vez ... fue delante de mi madre, quien fue ella la que no aguanto más, pero igual duele cuando te dicen "Es mejor que te vayas", con quince años, QUINCE, a donde te vas?.- Le miro directamente a los ojos, y esconde su mirada.

-Tome mis cosas, y llame a mi abuelo el único adulto de está espantosa familia, el único que me apoyo que me quería de verdad, el único que no pregunto nada, y que me dio su confianza y como yo confíe en él.- suelto el aire que había reservado.

-Dime Alejandro, te parece tan santo, ahora Santelices?.

Se queda callado no dice nada, le tuerzo la sonrisa. Me levanto de mi asiento, salgo de la 'oficina', encuentro a unos de los guardias que ha llevado a Alejandro y pido que le saquen las esposas.Mientras yo me voy a mi oficina. Ya no puedo, me duele la cabeza, tengo rabia, si pudiera matar en este instante lo haría.

lunes, 15 de septiembre de 2014

Publicaciones

Sé que ido subiendo los capítulos cualquier día, pero ha sido porque estoy muy feliz por el cariño que me han dado al leer mi historia, así que lo haré un poquitito más formal

Serán sólo los jueves, el día que subiré el capítulo y de vez en cuando subiré un sábado.




Y les dejo el adelanto del 4to capítulo

-¿Qué me paso?- le pregunto a la enfermera.
-Tranquila ya está bien- me dice mientras revisa los aparatos médicos.
-Pero señorita, ¿qué me paso?- no me responde esto es frustrante, quiero respuestas.
-Tranquila, no se altere, por favor- me dice con sincera preocupación
Y veo entrar a mi madre junto a mi padre
-¿Cómo estas hija, estás bien?- me pregunta mi madre, con claro nerviosismo.
-Déjala, ya ves, está bien- le dice mi padre, se da media vuelta y cierra la puerta
-Hija, ¿por qué enfureciste así a tu padre?- y sé que eso es un reproche
-¿Qué yo hice qué?-. No entiendo nada
-Tú padre me dijo, que Mateo, te vio con Santiago teniendo relaciones en la bodega...- QUEEEEE MIERDA QUE YO QUE..., AY! POR DIOS.

sábado, 13 de septiembre de 2014

Catalina y Alejandro - Capítulo 3

Esto porque tú lo pediste te lo publico. Te quiero amiga.





Después de una noche de verdades junto a mi amiga, ahora debo levantarme y correr, llegaré tarde.
Pero antes de salir miro a mi alrededor, mi departamento es un asco, esa cosa espero que no esté aquí nuevamente.
Me subo a mi auto y corro, lo más rápido que puedo, pero sin tener problemas con la ley. Me voy escuchando Home de Michael Bublé, y me relaja un poco por lo estresada que ya voy por llegar tarde.

Por fin llego a la oficina, me estaciono, tomo el ascensor hasta el piso del estudio jurídico. Se abren las puertas y me encuentro con Teresa que estaba ocupada en el computador.Y recuerdo que debo hablar con ella.

-Teresa, con usted tengo que hablar- la interrumpo, y me mira con preocupación.
-Dígame señorita Santelices- siento el nerviosismo en sus ojos y en la forma que se muerde el labio.
-Ayer llego una persona, que usted la dejo pasar, no quiero que se vuelva a repetir, si le digo no estoy, usted me dice que sí la persona está o no fuera de mi puerta, entendido?.
-Sí señorita, disculpe, pero...- se siente arrepentida, no me gusta tratarla así, pero ella debe saber lo que significa discreción. 
-Bien, no importa, pero que no vuelva a suceder-. Me dirijo a mi despacho
-Señorita, le llego este paquete- Me detengo vuelvo a donde esta Teresa cojo el sobre y me voy a mi oficina.

Sentada en mi oficina abro el paquete, es una carta, conozco esa caligrafía, pero... NO, NO PUEDE SER... Ay! Dios!. Esto no puede ser una coincidencia, ayer llega este hombre preguntando por él, y ahora me encuentro con su caligrafía de frente, me ha encontrado, aunque nunca eh huido en realidad, seguí haciendo mi vida después de la muerte de mi abuelo, con mamá converso de vez en cuando, y si hubiera querido acercarse lo podría haber hecho hace mucho, por qué ahora?, yo nunca lo eh necesitado para nada, que necesita de mí. Comienzo a leer la dichosa carta. 




 Querida Catalina:
Sé que son años que no hablamos, pero debo pedirte perdón, lo que hice hace años contigo no tiene perdón de Dios, te traté mal, te hice daño.
Supe la verdad un año después de tu partida.

Está arrepentido?, eso no tiene perdón de Dios, no lo tiene.

Por tu madre, supe que ahora eres abogada, y una muy buena, felicitaciones por ello.
Pero está carta, es porque sé que no recibiste a mi mensajero, a Alejandro, es un trabajador de la Finca, llego hace unos años y se hizo mi mano derecha, y ha sido él quien ha insistido en que me acerque a ti, ya que tú nunca quisiste saber nada de mí, y no es un reproche, entiendo tu enojo. Hija mía, me queda poco tiempo de vida, y quiero que sepas que te amo mucho, que extraño tu abrazo cariñoso y tus besos.
Espero de todo corazón que no te hayas cambiado el apellido, ya que es lo único que necesitas para pedir la parte de tu herencia, pero si te lo has cambiado... comprendo.

Hija te amo.

Luis Santelices.



-Pero que MIERDA- tengo rabia, mucha rabia, quiero tirar todo lejos.
¡ALTO! mi mamá no sabe que soy abogada, ni siquiera lo supo mi abuelo, esto es raro, no me gusta nada.
Mi respiración comienza a acelerarse.

Suena el citófono -Si?- respondo con mal humor
-Señorita la buscan- Quien es ahora?
-No estoy para nadie, para NADIE-
-Es que señorita está...-
Irrumpe en mi oficina el mismo tipo de ayer -Alejandro- le digo
Asiente. -Veo que ya leyó la carta, entonces ahora me acompaña?.
-Vete a la MIERDA, YO NO TENGO PADRE- que se cree?
-Ya veo. Pero tengo que llevármela- y comienza a acercarse a mi escritorio.
-¿QUEEEE?- y me levanto de mi asiento -tú no sabes con quien estas tratando, pero no te preocupes ahora lo sabrás- levanto el auricular del citófono -SEGURIDAD, AHORA!- siento que me quitan de las manos el auricular y lo cuelgan, me toma por el brazo con fuerza y me arrastra, intento con todas mis fuerzas impedirle que me lleve pero es complicado con tacones, lo que recuerdo que ya eh pedido ayuda, y deben estar por llegar, nunca me había sentido tan feliz de ver a los gorilas del estudio jurídico irrumpir en mi oficina. Llegan a mi despacho dos guardias, me liberan, lo sujetan, lo reducen en el suelo. Me recompongo la ropa, me aliso el cabello y aclaro mi garganta.
-LLÉVENLO a la 'oficina' quiero interrogarlo , pero déjenlo esposado- y se lo llevan, yo voy detrás de ellos, abren la puerta de madera, es la única del estudio jurídico, todas las demás son de cristal. Entramos a esa oficina, que es muy pequeña, y en la cual hay una mesa y dos sillas una frente a la otra, parece a esas oficinas que salen en las películas de policías, hay una en el estudio jurídico, para aquellos casos en que necesitamos una confesión, no se utiliza la fuerza por si eso están pensando, es que para los clientes es más pequeña y creen que así nadie sabrá lo que nos van a decir, algo ilógico, porque lo grabamos con autorización de ellos, el cual es firmado cuando quieren que seamos sus abogados.
Lo sientan en una de las sillas, y los gorilas se van y cierran la puerta cuando salen por ella.


Y yo me siento al frente de él, lo miro directo a los ojos y estudio su lenguaje corporal, no está asustado, no está nervioso, está enojado y veo su nariz arrugarse y su ceño fruncido, debe tener rabia, y me río por dentro, me debe estar odiando.
Abro la boca para inhalar una bocanada de aire. Y le pregunto:
-Así que tú eres Alejandro?.
-Si- me escupe con rabia.
-Quieres mucho a Santelices?- y me fijo en su reacción
-Pues claro, él me dio todo, y no entiendo como puede ser tan mala agradecida con su padre- su ceño se relaja por un momento, debe estar pensando en él, pero vuelve a arrugarse cuando me dice que soy una mal agradecida con mi padre.
Me espanto, es como si hielo corriera por mi espina dorsal
-¿¿Qué yo qué??- este imbécil no me conoce y me juzga así? -parece que no te contó bien la historia- y lo miro con lástima, dónde te fuiste a meter Alejandro. -Santelices es un hombre muy malo, pero también sabe muy bien como manipular y eso ha conseguido contigo, me das lástima.- Le digo, se pone rojo de rabia.
-Claro que me la contó- me lo dice con furia y omite todo lo que le dije de la manipulación de Santelices.
-Y qué fue lo que te contó entonces?- le digo sorprendida, de qué Santelices le haya contado nuestro secreto a alguien más.

-Que cuando usted tenía 15 años, él la alejo de su pretendiente, porque lo considero inapropiado para usted, y que como no le gusto su disciplina usted se fue- mentira, me rio en la cara de Alejandro, esa mentira, siempre la dice para poder limpiarse sus culpas, veo que aún no le ha dicho a nadie. Después de reírme me tranquilizo y apoyo mis codos en la mesa y me acerco a su cara y le digo: -Ohh, ya veo ahora entiendo, porque lo quieres tanto- y me rio -Por qué es un mentiroso- veo su reacción de confusión y sonrió. -Te contaré la verdadera historia o una parte para que después le pidas las explicaciones pertinentes-. Me siento en la silla y cruzo mis brazos. Alejandro está expectante.


***
Gracias por acompañarme 

jueves, 11 de septiembre de 2014

Catalina y Alejandro - Capítulo 2




-Sé que no fue un hombre bueno, pero no debes hablar así de él- me dice este hombre que no conozco y que no me conoce que se cree!?
-¿Qué sabes tú?-. Miro con cautela a éste hombre que me impide el acceso a mi auto. Me estoy empezando a enojar.
-Desea hablar contigo, es importante, o si no, no estaría yo, rogándole a que vaya a verlo-. Me mira con compasión, y no sé qué hacer realmente, ese hombre, para mí está muerto y es mejor que se quede ahí.

Alejandro


-No, dile que se vaya a la mierda, me dejo hace mucho, y si, nunca me quite este puto apellido es para recordar que no debo creer en nadie, si que a la mierda. Y ahora aléjate de mi puto auto que tengo que irme-. Me mira, y no dice nada y se aparta.

Entro en mi auto, lo enciendo, comienza a sonar la música Burn de Ellie Goulding, me relajo al sonido de la música, meto primera y me marcho,  veo por el retrovisor a ese hombre, que me ha hecho recordar del mayor secreto que eh guardado por años, que nadie sabe, me prometí callarlo, olvidarlo y enterrarlo LO PROMETÍ, y debo cumplirme esa promesa, quiero sacarme de la cabeza es maldito nombre, ya es suficiente recordatorio mi puto apellido, por el amor de Dios sácame este recuerdo, es suficiente, ya para Catalina, tú eres quien eres por tu abuelo y por tu madre.

Mi teléfono celular


En mi departamento, busco mi celular, comienzo a jugar con él hasta que me decido en llamar a mi mejor amiga, la única que conoce parte de mi secreto, pero sólo una parte, es mejor así. Le marco y contesta al tercer timbrazo.
-Kate, por favor necesito juntarme contigo-. Ni siquiera un hola, me avergüenzo, pero me urge hablar con ella.
-¿Qué pasó Cata, estás bien?-. Me sonrió, me conoces tan bien, mi linda Kate.
-Puede ser hoy?-. Le pregunto
-Pero Cata, tengo hijos tú sabes eso-.
-Kate, tienes una perra, y no son hijos déjala sola.
-¡QUE!-. Me dice con falso enojo
-Bueno tráela pero olvídate de meterla dentro de mi casa, te lo prohíbo-. Le digo con resignación
-Gracias, sabía que no eras mala con la Pelú-. Maldita perra, ja! es una perra poodle, es bonita, pero prefiero los perros grandes, un pastor alemán, podría ser, no una perra que trata como hija, que porquería
-Bien, a las ocho en mi casa tú, y esa cosa-. Me río, pero sé que no le ha causado gracia mi comentario.

Katherine Zelis
(Kate)

Kate es una persona muy alegre, extrovertida, donde está ella, está la risa, siempre le ha gustado cocinar, y no sé como lo hace para mantenerse así de delgada con tanto pastel. Se vino a Boston un año después de que yo me haya venido, y se vino con una maleta llena de sueños, una parte ellos se quedaron en México, otra en el avión, otros cuando bajo de éste, y los poco que le quedaban quedaron fuera de esta casa, al ser muy extrovertida, le causo problemas, una que otra escucho sus sueños y se los robaron, otros le cortaron las alas, perdió plata, pero no importa, porque yo creí en Kate, nos asociamos en su gran sueño, es dueña y pastelera de su propia empresa Pastelería Dolces.
Después de varios años logramos posicionar el negocio en un buen nivel, y comenzó a ganar su propio dinero, jamás le pedí el dinero de vuelta, porque prefería ser parte de su sueño aunque lo perdiera, se fue de mi casa, y comenzó a ser independiente. De eso ya son siete años, mi querida Kate.

Auto de Kate

La veo por fin estacionar frente a mi casa su volvo plateado, y ahí viene esa cosa, junto a Kate, esos ojos marrones y lleva su pelo lacio marrón claro al viento, hermosa y con una sonrisa en los labios. Toca el timbre y le abro la puerta.
-Hola...- me responde ella, y miro con desdén a esa criatura blanca
-Sólo un momento, por favor no seas mala, tú sabes que le da miedo estar solita afuera- Me hace un puchero.
Sabía que no podía confiarme de ella, y no me resisto si que abro aún más la puerta para dejar la entrar con esa cosa.
-Café, té, jugo o alcohol?- le ofrezco
-Mala, dame un jugo, porque sé que lo del alcohol es mentira- y me río.
-Era una broma. Kate, te acuerdas de Luis Santelices?- Veo atragantarse a la pobre de Kate.
-Pero qué te pasa?!, desde cuando me llamas y me preguntas eso-, me dice mientras se sienta en uno de los sillones negros de cuero y me mira con desesperación. -Si tú misma siempre me has dicho que no quieres saber nada de Santelices, y de qué viene esto?-. Guardo silencio, es difícil pronunciar una palabra con los vagos recuerdos que eh intentado bloquear por años, después de unos minutos infernales, en los que Kate no pronuncia palabra alguna, lo cual se lo agradezco, hablo.
-Desde ahora. Fue un maldito imbécil al estudio jurídico para preguntarme por él- le digo mientras camino por la cocina no quiero verla a los ojos, no quiero ver su expresión de horror.
-¿¡Qué!? Mentira-, y sé que su mirada está fija en mi espalda, la sigo esquivando, comienzo a poner agua en un vaso, el ruido del agua cayendo en el vaso amortigua el grito de Kate, y amortigua mis recuerdos.
Me encuentro la cosa en mis pies, y le doy gracias, hace que me olvide un poco.
-Oye cosa no te daré comida, pídesela a tu dueña, fuchi- y le sonrió, pareciera que oliera lo que siento, y me mira con ojitos de compasión.
-¡Pesada!-. Me grita Kate -Pelú, ven, no le hagas caso a la linda de mi amiga- y la perra corre al oír a su dueña y se va directo a sus piernas. Kate le hace cariño detrás de las orejas al animal y se queda tranquilita si hasta parece un peluchito.
-Toma aquí tienes jugo y galletas- le coloco en la mesa del living.
-Cuéntame cómo eso que vino un hombre para hablar de ese hombre que te hizo...- abre los ojos como si se le salieran de las órbitas y se tapa la boca, me mira pidiendo disculpa por el comentario.
-No lo digas- y trato de reprimir el recuerdo, cierro mis ojos y llevo mis manos a mi cabeza y me pongo de rodillas sobre el suelo. Escucho correr a Kate hacia mí.
-Amiga linda, ay! lo siento soy una bestia, sé lo mucho que sufres por eso, pero tienes que hablarlo, tienes que ir a un terapeuta- mientras me abraza.
-Lo sé, pero tengo trabajo, y sabes que Roberto me succiona el tiempo- le digo, ya un poco mejor, con mi comentario intento despreocuparla, pero sin éxito.
-Pero desahógate es lo mejor- La miro, con cara de pocos amigos. Le digo la otra parte?, podrá sobrellevarlo como yo lo eh intentado hacerlo durante 20 años?, pero si no le digo tampoco podré sanar, pero lo comprenderá?
-Ehmm yo... Kate te quiero mucho, no quiero que te enojes por no haberte contado la historia completa- la miro con preocupación por su reacción.
-Cata, si hubo algo que no me hayas dicho, no creo que sea porque no confíes en mí, es porque no encontraste las palabras para como decírmelo, y son tus tiempos para hablar no los míos- Tan comprensiva como siempre, le sonrío, pero ya es tiempo de que le cuente.
-Luis Santelices, no es un familiar cualquiera- estudio su expresión y veo que no dice nada, sigo -bueno eso ya lo sabías- asiente con la cabeza, sé que está esperando más información. -Es difícil- hago una pausa, este es más difícil de lo que creía. -Luis Santelices, es ... mierda cuesta.
-Si no puedes decirlo no me lo digas veo que estas muy complicada.
-No, es mejor, es sólo una palabra, una sola, cómo va a ser tan difícil decirlo- le sonrió a Kate, y ella pacientemente espera

-Luis Santelices ... es ... mi ... p-pa-padre. Eso Luis Santelices es mi padre- y suelto el aire que estaba acumulando en mis pulmones, miro a Kate y veo que tiene sus manos en su boca y los ojos abiertos como plato.


***
Gracias por ser parte de esto