-Como amaneciste?- me pregunta Alejandro, Oh Dios!, es verdad pase la noche con él, pero en qué minuto pudo pasar esto?, pero me gusta, me gusta haber pasado la noche con él y haber echo el amor, me gusta.
-De qué te ríes?-
se acerca a mi cara y me besa la frente. -Tengo que decirte algo importante
Catalina- Sólo sonrío, y Alejandro se pone serio, se sienta al lado de mío en
la cama, me mira detenidamente.
-Habla- le digo
-Siempre eres así
de cortante?
-Sí- me rio
Alejandro también se une a mis carcajadas.
-Entiendo, bueno
te quiero contar algo importante- hace una pausa -Te amo- me mira por una
fracción de segundos y me besa en los labios.
-Me dijiste ¿Te
amo?
-Catalina, de
todas las opciones que pensé que me dirías, esa no estuvo en mi cabeza.- Me rio,
y tapo con mis manos mi rostro, es que no lo puedo creer, este hombre me ama?, si Catalina el amor ha llegado a tu puerta.
Me sonrió, me abalanzo a su cuello y le beso con pasión y él me sostiene entre
sus brazos por mi cintura, nos caemos encima de mi cama, me separa de su
cuerpo, y me mira con ¿amor? siii, es amor, gracias por fin te acordaste de mí.
Me sujeta con ambas manos mi rostro y me besa.
Ya desayunamos
entre besos y arrumacos, no lo puedo creer que Alejandro me haya dicho que me
ama, después que sabe todos mis fantasmas, desde esta mañana sólo sonrio. Otra
vez me ha sorprendido con un beso en la comisuras de mis labios.
-Entonces está
listo, gracias- Me mira y sonríe, corta la llamada con el celular. -Ya tengo
los pasajes para México.
-Y para cuándo?
-Para dos días
más.
-Tan rápido?, yo
pensé que demoraríamos más en encontrar un pasaje, porque mi pasaporte aún no
lo tengo listo- le miento, es que no quiero asumir tan luego que debo a
enfrentarme a Santelices.
-Catalina , no
mientas tu pasaporte ya está listo- trago saliva y me sonríe -Sé que no quieres
enfrentarte aún a Santelices, pero no crees que más de 20 años es suficiente,
como para enfrentarlo?- me lo dice arrodillado sujetando mi mano y dandome esa
fuerza que nunca antes la había sentido.
-Alejandro,
cuantos pasajes compraste?- me mira como no entendiendo mi pregunta.
-Dos, obvio tu y
yo- pongo mala cara y él se rie -Tres Catalina, que creías que me había
olvidado de Kate, sabes sólo quiero conocerla- y me rio también.
-Arréglate que
vamos a ir a comer.
-Yo nací arreglada-
me rio y Alejandro también
-Bueno, preciosa,
vamos entonces- y le doy mi mano, para levantarme.
Nos vamos al
ascensor y esperamos que abran las puertas, mientras lo estamos esperando,
Alejandro me sujeta de la cintura cuando por fin se abren las puertas me da un
beso en los labios y me empuja dentro, parecemos unos adolescentes riéndonos y
besándonos.
-Preciosa
espérame unos minutos voy en busca de mi auto.
Le espero en la
entrada del edificio de mi departamento, y veo aparecer un ferrari negro, el mismo
que vi hace unos días atrás en el estudio jurídico, nose si enojarme o reírme,
me ha estado espiando.
-Vamos, sube- me
dice
-Alejandro tengo
que hacerte un pregunta- le digo colocándome el cinturón de seguridad.
-Dime- pone en
marcha el vehículo
-Estuviste en el
estudio jurídico ese día en el que apareciste detrás mío?- le miro directamente
a su perfil, esboza una sonrisa, maldito, me enojo.
-Tranquila- me
sujeta la rodilla y me recorre electricidad por mi cuerpo -sabes manejas muy
bien, pero como tienes ese auto, V16.
-Y ¿qué tiene?,
ya sabes porque lo tengo, y miro por la ventana.
-Entiendo- y me
vuelve acariciar la rodilla.
Guardo silencio
por un tiempo. Y comienza a sonar esa canción que me encanta de Melendi.
"Hoy le pido a mis sueños
que te quiten la ropa
que conviertan en besos
todos mis intentos de morderte la boca
y aunque entiendo que tú...
tú siempre tienes la última palabra en esto del amor.
Y hoy le pido a tú ángel de la guarda
que comparta que
me dé valor y arrojo en la batalla
pa ganarla,
y es que yo no quiero pasar por tu vida como las modas
no se asuste señorita nadie le ha hablado de bodas
yo tan sólo quiero ser las cuatro patas de tu cama
tu guerra todas las noches tu tregua cada mañana
quiero ser tu medicina tu silencio y tus gritos
tu ladrón tu policía, tu jardín con enanitos
quiero ser la escoba quien en tu vida barra tus tristezas
quiero ser tu incertidumbre y sobre todo tu certeza."
La tarareamos entre los dos, y nos miramos,
nos sonreímos, nos gusta la misma canción.
-Te gusta?- me pregunta Alejandro
-Claro, es bellísima
-Si es hermosa- pone sus ojos directo en la
autopista.
Después de unos cuarenta minutos en la
autopista, me lleva a un restaurant hermoso, se estaciona cerca de la entrada,
y dice en alto "Artú", es un restaurant de comida italiana, y me sonrio, me encanta la comida italiana.
-Me investigaste?- le digo mientras veo el
letrero.
-Pues claro, tenía que saber a qué me
enfrentaba- y me comienzo a enojar.
-Acaso tú no lo hiciste?
-No- le miro furiosa
Me toca la pierna, para que me tranquilice.
-Nena, cómo me puedes decir que no me
investigaste si sabías mi vida.
-No, si fue tu tío quien revelo tu
historia- a Rob, es muy fácil de sonsacarle la verdad, sobre todo si trabajas
mucho para él y te tiene una confianza tremenda, como es mi caso. Alejandro
gira su cabeza de un lado a otro con una sonrisa en los labios.
-Ese tío mío, siempre tan bueno para hablar
demás.- se ríe y yo me uno a las carcajadas.
Alejandro de forma sorpresiva se baja del
auto, y comienza a caminar alrededor del auto, con una sonrisa ganadora en sus
labios, llega a mi puerta del copiloto, abriéndola, me da la mano para ayudarme
a bajar, me abraza a su cuerpo y me besa en los labios.
Comenzamos a caminar hacia el restorán, Alejandro
saca un controlcito, de la chaqueta de cuero que lleva, y presiona un botón cerrando
con un ruido el Ferrari, me sonríe, y me besa la frente, y nos vamos caminando de
la mano, me siento en las nubes, me siento por primera vez viva. Nunca pensé, pero
amo a Alejandro.
Llegamos al restoran, Alejandro, hablo con una persona, y le sonríe.
-Vamos- me dice. Me guia a la entrada, y la persona con la que hablo primero, habla con un joven, el cual es muy entretenido, me sonríe todo el rato, Alejandro lo mira con cara de pocos amigos. Nos dirige a nuestra mesa, y cuando el muchacho saca la silla para que yo me siente, Alejandro se la arrebata, hace un ademán para que me siente ahora, creo que es seguro para mí, el joven se siente totalmente avergonzado. Va en busca de la carta.
-Escuchame bien Catalina.- me dice mientras se sienta al frente mío, le mio como boba -No me gusta que coquetees con los hombre.
-Qué hice que?
-Eso coquetear.
-No, sólo le sonreí, porque fue muy cortés, y miralo, es un niño para mí- el chico no debe haber sobrepasado los veinticinco años.
-Eso no me interesa, que sea joven, o más viejo. Yo te amo, y no me gusta que hayan otros hombres alrededor tuyo, me escuchaste.- Me regaña, que se cree, yo hace mucho que no soy una niñita, y ...
-Estás celoso?
-Yo?, que crees, yo???, nunca.
El muchacho llega con la carta, y Alejandro lo mira con cara de pocos amigos, es mejor que yo tome la palabra.
-Quiero un garganelli con pepperoni, y el mejor vino tinto que tengas- y para finalizar le sonrio. Miro de reojo a Alejandro y le sale fuego por los ojos, esto me divierte.
-Quiero una milanesa con risotto al vino tinto, y prefiero un vino chileno- y le entrega la carta sin mirarle
Comimos y el empezo a relajarse poco a poco, y descubri un Alejandro, divertido, risueño, tierno y hermoso.
Terminamos de comer, y Alejandro finaliza diciéndole al pobre muchacho.
-Mira es bella la mujer que tengo- tomando mi mano -pero lamentablemente es mía- y besa mi mano. El chico se ruboriza al extremo.
Nos subimos a su auto, y comienza a manejar por la carretera.
-Oye, por aqui no queda mi casa- no me mira, sólo esboza una sonrisa -claro que no, porque iremos a la mía, quiero tu aroma en mi casa.
Que hace una mujer cuando escucha eso?, sonreír como boba. Y así, me mantuvo todo el tiempo con una sonrisa en los labios.
-Por fin te tengo en mi casa- y me toma por sorpresa, me toma en brazos para poder entrar.
-Que hace Alejandro?
-Entrar a mi casa, contigo, mi novia.
-Ok
Mientras camina conmigo en brazos, reconozco el sillón en el que hace unos días fue testigo de mi gran y horroroso secreto, bañado en sombras. Abre una puerta, que no había visto cuando estuve aquí, la cocina sigue ahí mismo, al lado de living. La puerta abre, da con su habitación, me recuesta con delicadeza, en ella. Tiene una cubrecama gris, y unas sabanas suavecitas...
Me comienza a besar, de forma voraz, esta vez, no quiere que el sol le gane la partida, me arranca la ropa, y cuando me ve en ropa interior, se lanza a mi estomago, y sus manos recorren mis piernas. Se quita la camisa y sale volando, se mete dentro mio y yo no hago más que gemir de placer, y arrugar las sabanas, para intentar controlarlo, pero es imposible, Alejandro se libera al lado mío, cayendo a mi costado.
Llegamos al restoran, Alejandro, hablo con una persona, y le sonríe.
-Vamos- me dice. Me guia a la entrada, y la persona con la que hablo primero, habla con un joven, el cual es muy entretenido, me sonríe todo el rato, Alejandro lo mira con cara de pocos amigos. Nos dirige a nuestra mesa, y cuando el muchacho saca la silla para que yo me siente, Alejandro se la arrebata, hace un ademán para que me siente ahora, creo que es seguro para mí, el joven se siente totalmente avergonzado. Va en busca de la carta.
-Escuchame bien Catalina.- me dice mientras se sienta al frente mío, le mio como boba -No me gusta que coquetees con los hombre.
-Qué hice que?
-Eso coquetear.
-No, sólo le sonreí, porque fue muy cortés, y miralo, es un niño para mí- el chico no debe haber sobrepasado los veinticinco años.
-Eso no me interesa, que sea joven, o más viejo. Yo te amo, y no me gusta que hayan otros hombres alrededor tuyo, me escuchaste.- Me regaña, que se cree, yo hace mucho que no soy una niñita, y ...
-Estás celoso?
-Yo?, que crees, yo???, nunca.
El muchacho llega con la carta, y Alejandro lo mira con cara de pocos amigos, es mejor que yo tome la palabra.
-Quiero un garganelli con pepperoni, y el mejor vino tinto que tengas- y para finalizar le sonrio. Miro de reojo a Alejandro y le sale fuego por los ojos, esto me divierte.
-Quiero una milanesa con risotto al vino tinto, y prefiero un vino chileno- y le entrega la carta sin mirarle
Comimos y el empezo a relajarse poco a poco, y descubri un Alejandro, divertido, risueño, tierno y hermoso.
Terminamos de comer, y Alejandro finaliza diciéndole al pobre muchacho.
-Mira es bella la mujer que tengo- tomando mi mano -pero lamentablemente es mía- y besa mi mano. El chico se ruboriza al extremo.
Nos subimos a su auto, y comienza a manejar por la carretera.
-Oye, por aqui no queda mi casa- no me mira, sólo esboza una sonrisa -claro que no, porque iremos a la mía, quiero tu aroma en mi casa.
Que hace una mujer cuando escucha eso?, sonreír como boba. Y así, me mantuvo todo el tiempo con una sonrisa en los labios.
-Por fin te tengo en mi casa- y me toma por sorpresa, me toma en brazos para poder entrar.
-Que hace Alejandro?
-Entrar a mi casa, contigo, mi novia.
-Ok
Mientras camina conmigo en brazos, reconozco el sillón en el que hace unos días fue testigo de mi gran y horroroso secreto, bañado en sombras. Abre una puerta, que no había visto cuando estuve aquí, la cocina sigue ahí mismo, al lado de living. La puerta abre, da con su habitación, me recuesta con delicadeza, en ella. Tiene una cubrecama gris, y unas sabanas suavecitas...
Me comienza a besar, de forma voraz, esta vez, no quiere que el sol le gane la partida, me arranca la ropa, y cuando me ve en ropa interior, se lanza a mi estomago, y sus manos recorren mis piernas. Se quita la camisa y sale volando, se mete dentro mio y yo no hago más que gemir de placer, y arrugar las sabanas, para intentar controlarlo, pero es imposible, Alejandro se libera al lado mío, cayendo a mi costado.
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