No puedo creer
que me eh sincerado con Alejandro, le eh dicho toda la verdad, y ahora más que
nunca quiero ir a México, pero no puedo ir sola, creo que invitare a Kate, si
la invitare.
Llamo a mi mejor
amiga, suena el celular y contesta.
-Cómo estas
Kate?- le digo con entusiasmo
-Creo que no
mejor que tú, Cata.- y rie
-Amiga, necesito
preguntarte algo?
-Dime- dice con
seriedad
-Tienes tu
pasaporte al día?
-Claro, siempre-
me dice y sé que quiere saber el por qué de mi pregunta -por qué?- me rio
-Para que me
acompañes a México
-Qué, hablas en
serio?, tú y yo a México
-Y Alejandro- le
informo
-Queeeeeeé, me eh
perdido de algo, tienes que contarme.
-Bueno bueno, le
conte todo a Alejandro, sabes confío en él tanto como en tí y en Andrés.
-Sólo confianza o
hay algo más.
-Kate!- la
regaño, pero tiene razón, hay algo más -Kate, creo que me gusta, que me estoy
enamorando de él, pero no te puedo decir que, guau me gusta a patas juntas.
NOOOOO, tú me conoces...- No me deja terminar.
-SEGURIDAD- me lo
dice con un tono de voz cansino, el cual me hace gracia. -Cata, disfruta, si no
es para que te cases mujer.
-Ok!, pero él ira
con nosotras- le vuelo a repetir.
-Me gusta la
idea, y si a ti no te gusta me lo dejas, bueno?
-Buena loca- y
ambas reímos.
Me subo a mi
auto, mientras conduzco, decido llamar a Alejandro, me gusta su piel, me gustan
sus ojos, su pelo su boca, Dios perdóname, pero lo quiero en mi cama.
No soy un mujer
que cree en el amor, pero si en la atracción. Le llamo y no contesta. Sigo
manejando hasta que me estaciono en el departamento, y vuelo a llamarlo, me
contesta.
-Si?
-Alejandro, soy
Catalina
-Hola, dime-
parece frío, no con el entusiasmo de siempre.
-Eh. Podrías
venir a mi departamento, quisiera hablar contigo. Unas cosas del viaje.
-Si ni un
problema voy de inmediato.
Me meto a la ducha, me relajo un poco. Voy a
mi cuarto, y busca una bonita lencería, unos sostener color rosa pálido con
aplicaciones moradas, y una tanga del mismo diseño, luego me pongo una falda liviana
de color calipso con flores, con una polera blanca sin mangas, y me quedo
descalza.
Me siento en el
sillón mientras escucho música suave, y espero a que llegue. Después de un
tiempo más menos prudente, suena el timbre de mi departamento, y es él, estoy
feliz, muuuy feliz.
Le abro la
puerta.
-Hola- le sonrio
como boba
-Hola- me dice,
pero no sonrie- que quieres?- me dice con un tono de molestía, qué le pasa, se
supone que yo soy así.
-Bueno entra-
entra y se sienta en un sillon, cierro la puerta -Te llame para decirte que iré
a México, pero iré con mi amiga Kate- espero su reacción, no me dice nada, pero
sé que no le gusta.
-Es necesario qué
tienes que ir con ella.
-Claro, ella
conoce México, siempre está llendo.- sigo sonriendole
-En eso no hay
problema, porque yo igual conozco México, te recuerdo que vengo de allá.- Que
pesado es, pero que le pasa?.
-Disculpa si te
eh molestado, pero sabes, es mejor que te vayas.
Ahora es él quien
me mira raro.
-No entiendo, me
llamas, y ahora quieres que me vaya.
-Sí, exacto, lo
haz entendido, vete, creo que fue mala idea que vinieras, lo siento, pense, que
sería mejor que conversaramos de frente, ya que estaba comenzando a confiar en
tí, por todo lo ocurrido ayer, pero veo que me equivoque, vete, por favor.
No espero ninguna
reación, porque no la quiero, sólo quiero que se vaya, igual que una niña
adolescente eh sido embaucada, porque mierda cuando creo en alguien se
comportan así?. Me levanto del sillón, para abrir la puerta y él me sigue, le
abro la puerta y se marcha, al momento de cerrarla, me dice -Lo siento.
-Ahhh!!! QUÉ
RABIA POR LA PUTA MADRE. Tan estúpida como siempre Catalina, él sólo vino hacer
un trabajo, no está enamorado de tí, como tan estúpida mujer.
Abro todas las
ventanas del departamento quiero aire, mucho aire. Es lunes, es mí día libre,
si que haré lo que es mejor, primero mandare un correo a Roberto, diciéndole
que me tomare mis vacaciones, que hace unos cinco o seis años que no me tomo.
Don Roberto Latorre
Presente.
Con fecha de hoy, solicito a usted la autorización
de otorgarme mis vacaciones, que se han ido acumulando hace ya seis años.
Espero que se tome a bien, ya que las necesito para la próxima semana.
De antemano
Catalina Santelices Morga
Abogada. Estudio Jurídico
Latorre.
Presiono el botón
enviar.
Ahora a organizar
mi agenda, los pasajes.
No reservare
hotel porque me quedare en la casa de mi abuelo, y así sabrán que voy.
Una hora más
tarde, Roberto me ha contestado mi correo.
Querida Catalina.
No hay problema de que te tomes tus vacaciones
que, por cierto muy merecidas las tienes, pero porque no me avisaste con más
tiempo, para organizarme. No te preocupes, ve y disfruta.
Cualquier cosa aqui estoy yo y mi estudio para
servirte.
Atentamente
Roberto Latorre Andrades
Abogado
G.G Estudio Jurídico
Latorre.
Excelente, todo
listo para partir.
Busco un libro
para leer, y encuentro ese, que me gusta tanto, "Pídeme lo que Quieras,
Ahora y Siempre" de Megan Maxwell, me encanta, si que por quinta o sexta
vez, a leerlo.
Qué mierda fue lo
que hice, qué estúpido fui, ella quería hablar, y yo que no pude controlar mi
mal genio, y lo pague con ella, qué culpa tiene Catalina de que me estén
presionando?, nada!, ya cumplí con mi trabajo.
Llamo con ese
teléfono, que ya me han llamado antes.
-Habla Cruz.
-Dime- La voz
femenina de siempre.
-Teniente,
Catalina Santelices parte conmigo a México, la próxima semana.
-No puedes
adelantarlo Cruz?.
-No, teniente,
hay un problema, ella no quiere ir sola, irá con una amiga, Katherine Zelis.
-Ok!, no hay
problema, tendrás que cuidar a ambas entonces- lo dice de mala gana.
-Si teniente.
-Cruz, espera
ordenes del Comandante, entendido?
-Si teniente- Y
corta sorpresivamente el móvil.
Son tan fríos.
Quiero verla, me
prometí cuidarla y hacerla sonreír, y no lo eh hecho, sólo la trate horrible.
Me subo a mi
auto, corro en él, quiero llegar lo más pronto posible, quiero verla, y haré lo
que desde el primer día eh querido hacer, y hoy lo haré.
Me estaciono, por
fin, y ni siquiera puedo esperar que el conserje, me autorice la entrada, sólo
subo por el ascensor, y siento que demora mucho en subir, por fin en el piso de
está bella mujer.
Salgo del
ascensor de forma desesperada, y toco de forma insistente el timbre de su
departamento.
Por fin me abre, de lo que me pareciera una vida, me queda
mirando sorprendida, sólo me abalanzo sobre su boca, esa boca que tanto eh
querido morder, ella no pelea contra mí, se deja llevar, la beso, saboreo sus
labios, su lengua, quiero que sea mía por siempre, mis manos bajan por su espalda
y la sujeto con firmeza la quiero tener al lado mío por siempre, su aroma me
embriaga, me droga. En ese instante me doy cuenta que no la quiero ir dejar nunca
más en mi vida. Me separo de ella un instante para verla directo a los ojos y
me sumerjo en ellos, y ahora es ella la que asalta mi boca.
***
Dios besa tan
exquisito este hombre, besa increíblemente bien, le beso, y él me besa.
-Espera un
momento- le digo -Déjame cerrar la puerta de mi casa- le digo con una sonrisa
en mi cara.
Me suelta y me deja
cerrarla, cuando la cierro, siento su brazo en mi cintura, y su boca en mi
cuello, me ataca, y yo quiero que me ataque, lo deseo. Baja con su boca a mi
hombro, son suaves, tranquilos, no siente apuro, su mano derecha sube por mis
costillas derechas y me saca mi polera, me deja con mis sostenes, y me gira
para verme.
-Dónde esta...-Mi
pieza, le guió, lo deseo hoy y ahora, le quiero.
Entre besos y
abrazos me deja encima de mi cama con suavidad, y comienza a besarme por mis
senos sin retirarme el sostén y comienza a bajar por mi vientre. Mira mi tanga,
y sonríe, asalta nuevamente mi boca y
sus manos trabajan rápidamente, me quita mi ropa interior, me deja en la cama,
y parece una animal hambriento, y yo una presa indefensa, quiero que me devore.
Me contempla, me toca con las llemas de sus dedos, sus
manos sujeta mis caderas y las mueve hacia él, y con una suavidad, con una
tranquilidad, como si tuviera todo el tiempo del mundo, comienza a hundirse
dentro de mi cuerpo, hasta que llega al fondo, comienza el baile al compás de
nuestros latidos del corazón, como nunca sentí un orgasmo que iba en ascenso,
sentía como me embriagaba en mi interior, y como escapaba de mis labios, se
detiene y le miro, me mira y me besa, sonríe, y volvemos a la carga, veo como
la oscuridad va pintando las paredes de mi cuarto.
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