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miércoles, 17 de diciembre de 2014

Catalina y Alejandro - Capítulo 17


No puedo creerlo ya son tres días en México, y estar en la casa que me cobijo en el momento más espantoso. Eh caminado por los jardines mirando una y otra vez este hermoso cielo, lo verde del césped y las tonalidades de las flores.
Todavía no puedo creerlo, mi abuelo me espero tanto para que confiara en él, y finalmente siempre lo supo, sólo que quería que yo le digiera. Si lo quería ahora lo quiero mucho más.
Hable con Carmen de todo, menos Alejandro, con él no eh podido hablar, la trato mal, le hablo de una forma que nadie en todos sus años de servicio lo habían hecho ni siquiera "mi padre". Alejandro muy mal hecho, es mejor de tenerla de amiga a mi querida Carmencita. Pero lo más importante es que SI, existe el testamento. No sabe exactamente donde esta, pero eso es un pelo de la cola, es muy fácil saberlo. 

-En qué piensas?
-En todo Kate.
-Dime Cata, que se siente estar aqui?
-Aqui?- digo apuntando mi asiento -seguridad, pero fuera de este lugar no lo sé aún.
-Te ha llamado Alejandro?
-No, segura?
-Si Kate, por qué?
-Me ha estado llamando, y me dijo que no le contestas el teléfono
-Mierda, si no le eh puesto el roaming, tiene que ser por eso- tomo mi celular y lo activo, a los segundos mi teléfono celular pareciera que explotara, 80 llamadas pérdidas, 20 mensajes de texto y para qué hablar de whatsapp, cada uno de sus mensajes me dice lo mucho que me ama y que sólo quiere verme, pero los últimos son exigencias que me causan risa, "dónde estás" "Contesta" "me estoy desesperando" "Sino me hablas prometo ir a la hacienda y raptarte aunque me mate Carmen"

-Lo llamare- le digo a Kate
-Ok llámalo que a mí me tiene aburrida con tantas llamadas- me dice burlándose de mí.
-Vale le dire que no te llame más.
Le llamo y me contesta al primer timbrazo.
-Nena, por fin, que te ha pasado, que no me haz contestado?
-Disculpa amor, es que tenia apagado el roaming.
-Te dio mi recado Kate.
-Claro, y dices que la dejes de llamar.- se rie al otro lado del telefono
-Ese no.
-Cómo?
-Se olvido entonces, es mejor que vengas, tu padre, está empeorando.
-Hoy?, Alejandro yo...
-Amor, ya ha pasado veinte años, sé que es díficil y no estarás sola, yo estaré contigo te lo prometo.
-Nose, es difícil.
-Catalina, por favor.
-Mañana a primera hora, te lo prometo.
-Bueno amor, mañana.

El día paso muy, pero muy lento, mañana me enfrentaría a "mi padre" a ese ser despreciable que me arruino la vida, que me refugie en el odio para sobrevivir, que no confíe en nada ni en nadie, y que ahora probablemente esté involucrado en la muerte de mi abuelo. 
Salí un rato de la hacienda, fuimos con Kate a la ciudad, y pase a ver autos, ya era hora de cambiar, y si me quiero enfrentar a él, es mejor que lo haga con poder y decisión.
Kate como siempre se enamoro de un jeep, aunque no puedo mentir me gustan, pero quiero imponerme y que me miren con respeto, no como la niñita que salió huyendo, llena de miedos, de vergüenza.

Y ahí estaba, esperándome, ese hermoso auto, de color negro, era como me llamara.
Hable con el vendedor, pero no escuchaba nada, hasta que dijo el precio, casi me caí, pero todos estos años de ahorrar habían rendido sus frutos, estarían muy bien invertidos.

Fuimos al centro comercial con Kate, a comer algo, yo como tenía el estómago anudado preferí una ensalada cesar, con un jugo natural, Kate que siempre come todo lo que quiere sin preocuparse de nada, prefirió comida china, con wantan y arrollados primavera, con una gran gaseosa. 

La mire con envidia, yo mire mi ensaladita, porque tenía el estomago apretado, y estaba llena de miedo, mañana sería un día lleno de enfrentamientos.
Iba de vuelta a la casa en mi camaro negro, escuchando la música muy fuerte, de ludacris, necesitaba una inyección de adrenalina, y autopista seria aquella inyección, lo malo que Kate se puso a gritar como loca cuando sobre pase la barrera de los cien kilómetros por hora, tuve que bajar la velocidad, es extraño sentir el aire de mi país, es como si nunca pertenecí aqui.

Cuando estoy llegando a la entrada de la Hacienda Amanda, los vigilantes me detienen, claro salí sin auto y volví con uno. Me sonrió, bajo con cautela el vidrio del piloto, y dejo ver uno de mis ojos al vigilante mientras mis labios tuercen una sonrisa.


-Señorita Santelices, no le conocimos.
-No te preocupes, era obvio, salí sin auto y ahora vuelvo con uno.
-Adelante- corre a los portones abriéndolos de par en par, arranco el motor de mi auto, y llego a la entrada de la mansión.
Como era de esperarse Carmen sale corriendo, a ver el auto. Y verle su cara de sorpresa y emoción, fue el mejor premio que podría haber obtenido.
-Pero mi niña, y esto?- sus manos estaban en su boca.
-Un auto, mi Carmen, ves o no los conoces- me pega en el brazo, Carmen medirá un metro cincuenta?, es pequeña, pero me gusta.
-Pero este auto es como de hombre, mi niña- Kate se rie
-Carmen, y eso que no has visto su departamento- Carmen me mira intrigada, en realidad.
-Bueno, dejemos mi depa a un lado. Entremos a la casa mejor.
Entramos a la casa, Carmen aún no sabe que iré a ver a Santelices, es mejor que se lo diga para que no se infarte.
-Ya niñas a sentarse tienen que tomar el té.- Nos miramos con Kate y ambas gritamos al unísono
-¡NO!
-Pero como?, tienen que comer.
-Carmencita comimos en un centro comercial, pero si te queda pastel, yo comería, y tu Kate?
-Yo me apunto
-Así me gusta, salen dos pedazos de pastel de piña
-¡ÑAMI!- gritamos las dos.

Después de comer como cerdas, es hora de hablar con Carmen. Voy a la cocina en busca de este ángel, que tiene cola de diablo.
-Carmen tengo que hablar contigo- sigue lavando la loza
-Dime niña Catalina.
-Necesito el arma de mi abuelo- la pobre casi le da un infarto, deja de lavar y me mira con los ojos como plato.
-Para qué la quieres?
-Iré a ver a Santelices mañana.
-No, no puedes ir Catalina, no!, me niego.
-Carmen- la tomo de los brazos -quieras o no, esto debo enfrentarlo, y para eso debe ser como yo estoy ahora, así fría y fuerte.
-Entiendo- se seca las manos -sigueme- me guía sin decir palabra, hasta el despacho de mi abuelo, al abrir la puerta siento el olor a madera, es como si mi abuelo hubiese regresado, no puedo retener una lágrima y ella recorre por mi mejilla.
-Escúchame bien Catalina, en ese cajón se encuentra el arma de tu abuelo, te cuidado, está cargada, y la munición esta debajo de ese cajón, cuídate. Recuerdas cómo se utiliza?.

-Claro qué se. Mi abuelo se preocupo de eso y de enseñarme defensa personal.- Carmen asiente y se retira.

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Catalina y Alejandro - Capítulo 16


Por fin ya estamos dentro del avión, y siento una mezcla de emociones, un sabor dulce y amargo. Después de 20 años enfrentare mis fantasmas, mis dolorosos recuerdos, y miro por la ventanilla, siento que me aprietan con cariño mi mano izquierda, y giro mi cabeza en esa dirección, veo esos ojos azulados que me miran con ternura, no puedo creer que pisaré mi tierra natal.

Ha pasado tanto tiempo, que no puedo creer, que me fui como una niña asustada, bajo la protección de mi abuelo, y ahora vuelvo, con un propósito, y con un hombre que me ha robado el corazón, que no sólo me ha hecho sentir viva, me ha hecho confiar en alguien, no temió de mí, sino siguió, buscando hasta que me encontró. Cierro mis ojos y lo último que siento es un beso en mi sien.

-Vamos dormilona- es la voz de Kate -despierta- y me zarandea, le tomo su mano derecha y la doy vuelta.
-Que mierda?- le digo levantándome y con mi mano izquierda me desperezo en mis ojos.
-Ay! Bruta!.
-Ups!, perdón- me rio, y le suelto el brazo
-Pero cómo mierda le haces eso?- me dice Alejandro, sobándole la muñeca a Kate.
-Lo siento, amiga, pero tú sabes que no puedes despertarme así- y me sigo riendo 
-Mala, no pensé, que todavía tuvieras los reflejos buenos- comienza a reírse y Alejandro nos mira como locas.
-Ya salgan rápido, porque o si no, nos volveremos a Estados Unidos, par de locas.
-Lo escuchaste? Cata?, nos dijo "par de locas"-. Comenzamos a caminar para salir del avión, y nos seguíamos riendo como locas, y Alejandro si hubiera podido ir a tres metros delante de nosotras lo hubiera hecho, toda la gente nos miraba como si fuéramos raras.

Llegamos a la salida del aeropuerto, y nos esperaba un taxi.
Nos subimos en él, Alejandro le pide al conductor dirigirse inmediatamente a la finca "Santi", pero yo le muevo la manga, y le digo que no con la cabeza.

-Vamos a la finca, Amanda, la de mi Abuelo- el conductor queda congelado, me mira por el retrovisor.
-A la finca Amanda?, de su abuelo?, señorita.- me pregunto el conductor y yo asiento -Usted es nieta de Don Amador Santelices, que en paz descanse.
-Sí, le conoció?.- asiente con la cabeza , mientras lo hace sonríe.
-Entonces sabe dónde queda la Hacienda?.
-Pues claro, es una de las más bellas, señorita.

 Y fuimos pasando por calles, comenzaba a recordar ciertas partes, pero otras que realmente han cambiado. De tanto en tanto miraba a Kate, y ella me sonreía, y otra veces miraba a Alejandro y el sólo me tocaba la mano, ya que iba al lado del conductor.
El taxi comienza a pasar por esa laguna maravillosa, ya nos estamos acercando, queda poco, para volver a sentir la presencia de mi Abuelo, de Don Amador Santelices.
Después de unos minutos, que para mí fueron eternos. Ahí estaban las grandes rejas, y el camino lleno de álamos, descubrían la entrada, de cinco kilómetros de extensión, y al terminar, la imponente mansión blanca de Don Amador.

Sonreí como boba, no podía creer, que después de tantos años estaba ahí, por fin.
Cuando se detuvo el taxi, me baje corriendo a la entrada, olvidando todas mis maletas, dentro del vehículo, toque la entrada.
Sabia, y estaba segura que nadie era propietario de esta mansión, por lo costosa, y porque "mi padre" jamás se desprendería de una de las propiedades Santelices, era honor, aunque se estuvieran cayendo a pedazos, eso es "Poder". Palabras de mi abuelo.


Toque la puerta. Escuche unos pasos venir a la entrada. Comienzan a abrir la puerta, quién será?, sabrán quién soy?
-Si?- la miro, no puede ser, es ella. Ay, Dios!, no puedo creerlo, es ella. -Niña Catalina?- comienzan a agolparse las lágrimas en mis ojos, Dios es ella. -Niña Catalina, es usted?
-Carmen?
-Sí- En ese momento nos abrazamos, nos besamos, nos miramos, y volvimos a abrazarnos. Después de muchos arrumacos, de esta mujer maravillosa, me suelta y me deja respirar.
Con lágrimas en los ojos, y aún abrazada, hago una seña a Kate, para que venga.
-Tú mala amiga, porque no me dijiste que Carmen estaba bien- Kate sólo se encoje de hombros
-Pensé que lo sabías- me dice Kate
-Katherine Amelia Zelis Márquez, te mataré.
-No, como dices esas palabras Catalina Elizabeth Santelices Morga- me dice Carmen, y comenzamos a reírnos.
Comenzamos a hablar cual comadres, hace años que no sabía nada de ella. Carmen, era la empleada de mi abuelo, su ama de llaves,  como yo era la única nieta, recibí todo el cariño y regaloneo, pero con mayor razón cuando me fui a vivir con mi abuelo, Carmen fue mi abuela, me cuido, me mimo, hizo todo lo que hace una abuela, estuvo para mi graduación de la secundaria, para mis cumpleaños, incluso más que mi propia madre.
-Alejandro ella...- Mi Carmen me interrumpe
-Sal de la hacienda, Cruz!!- me perdí de algo?
-Señora, sólo vengo en nombre de Don Luis Santelices...
-Por eso mismo deja a mis niñas y lárgate
-Carmen , tranquilízate, Alejandro es ...
-Un trabajador, señorita Catalina, que sólo está cumpliendo órdenes, disculpe Señora Carmen, aquí le dejo las maletas de la Señorita Catalina y de la Señorita Katherine. Con su permiso me retiro.- Que mierda es eso de señorita, si es mi pareja, por qué Carmen le trata así? y Cruz?.

Después de lo ocurrido, Carmen como era de esperarse, nos hace nuestras habitaciones y comida, siempre tuvo un problema con la comida, nos encontraba muy flacas, y siempre nos daba dulces.

-Carmen, siéntate, con nosotras, y cuéntanos qué paso el día del accidente de mi abuelo, tú no volviste a Nueva York.
-Mi niña, ese día fue horrible. Vine a México a sepultar a mi patrón. Cuando tuve que volver, me detuvieron en el aeropuerto, y me dijeron que no era necesario que me fuera, ya que, tu mi niña, volverías acá a México.- Yo muevo mi cabeza de un lado para otro, porque eso no paso -lo sé algo andaba mal, porque yo sabía que no volverías, y me pregunte durante años como estarías mi niña, si comerías, si serías alguien en la vida- mi linda Carmen comienza a llorar de amargura, me paro de mi asiento y la abrazo, le beso su mejilla, mi preciosa Carmen, siempre estuvo pensando en mí.
-Pero mi niña ahora cuéntame que ha sido de tu vida.
-Mi Carmen, soy abogada en Boston y eh vuelto para hablar con mi ... mi papá.
-Pero ¿cómo?, Catalina después de lo que te hizo.- Abro mis ojos como plato, qué es lo que sabe?
-De qué estás hablando Carmen?
-Emm permiso, voy a ir a ver mi cuarto, es por esa escalera Carmen?- dice Kate, y Carmen asiente.
Veo a Kate subir por las escaleras a su habitación, conociéndola como la conozco no creo que haya ido a su pieza y debe de estar buscando un escondite para escuchar
-Catita, cuando se vino a vivir con su abuelo, por las noches gritaba y lloraba desconsolada, Don Amador, corría a su habitación, para poder consolarla- Mierda, no puede ser -por eso sabía que no volvería mi niña. Don Luis- aprieta las manos formándolas en puños -ese hombre, sé lo que te hizo, mi niña.
-Carmen, por favor- pongo mis manos en mi cara ocultándola, Carmen me tomo mis manos y me abrazo, un abrazo cariñoso.
-Mi niña, ese hombre te hizo mucho daño, y tu abuelo lo sabía, porque una noche, gritaste, diciendo "No papá, yo soy tu hija" "Te lo suplico, no me toques", pero cuando Don Amador estuvo más seguro fue cuando una noche, llorabas en sueños de forma desconsolada, y Don Amador se acerco a tu pieza, en Nueva York, y le veo salir de ella, con su rostro lleno de amargura, le pregunte qué pasaba, y me dijo, Carmen mi peor, mi mayor miedo, sea cumplido. Le dije que no entendía, me miro con rabia, porque si lo sabía, y no quería admitirlo. Me grito. Carmen, mujer, entiende ese pedazo de hombre que crie, eduque, le enseñe valores, ese hijo de..., mi amada mujer se debe estar revolcando en su tumba al saber lo que hizo Luis... VIOLO A MI NIETA, eso hizo!!! entiendes ahora Carmen?.

Ay! Dios mi abuelo lo sabía, Dios mío, me quiero morir, lo único que hago es llorar, Carmen se acerca y me abraza, no lo puedo creer que lo sepa y yo guardando mi secreto por años, Dios me siento sucia.

-Escúchame Catalina, no te sientas mal, eso jamás fue culpa tuya, Don Amador, nunca quiso obligarte a hablar, pero sí a ... a su hijo, no le dio tregua, llamaba todos los meses, para que le dijera con sus palabras que es lo que había pasado, por qué te habías ido de su lado, nunca le hablo, hasta...-Carmen cierra la boca
-Hasta cuando, Carmen- le digo entre lágrimas
-Hasta ese día que falleció- y su mirada se torna triste y amarga, mi abuelito falleció sabiendo mi secreto, porque no fui más fuerte y le conté, porque Dios, porque no fui valiente, nunca me desintoxique de esta amargura, de este dolor tan inmenso- Don Armador me llamo ese día, y me dijo que Don Luis le había confesado todo, y que ahora te iba hacer hablar a ti, porque ya te había dado tiempo para madurar, entender lo que había pasado, y siempre se arrepintió de no haberte llevado a un terapeuta, y me dijo que debía cuidarte no separarme de ti, pero desobedecí, y te deje sola mi niña, en esa ciudad, aunque tuvieras 18 sólo eras niña, con la que me había comprometido a cuidar- Me acerco yo a Carmen y le abrazo, en ella hay un pedacito de mi abuelo.

-Carmen, no te preocupes, crecí bastante, soy muy madura, me atrevería a decir que una vieja- le sonrió, me mira y se sonríe.
-Déjame terminar- asiento con la cabeza -le pregunte porque debía cuidarte tanto, y me dijo, que la confesión que le había dado Don Luis, era porque hace algún tiempo había cosas raras en la empresa, ya sabes fuga de dinero, y si le pasaba lo debía él le diría toda la verdad, y así fue confirmando lo que ya teníamos más que confirmado, el daño que te había provocado mi niña linda.
-Carmen qué es lo que sucede con Alejandro.- pareciera que le hubiera vertido agua hirviendo, me mira con furia.
-Ese muchachito, llego hace unos meses a la mansión imponiendo sus órdenes como mano derecha de Don Luis Santelices. Le deje en un principio, finalmente yo no tengo nada, sólo mis años en que eh servido a la familia Santelices. Pero hace un mes más menos me encontró un foto tuya, en la que tenías diecisiete, y me pregunto quién era, le respondí con un poco de prepotencia diciéndole que eras la hija de Don Luis, me miro y me arrebato de las manos la foto, y fue muy bruto conmigo me sujeto del brazo y me zarandeo para que le dijera dónde estabas, que si no le decía me haría daño- Cómo? que Alejandro hizo qué? Conozco a Carmen y no mentiría, menos si su mirada está llena de furia. Tengo que hablar con Alejandro para tener las dos versiones.

Coloco mis manos en mis caderas y comienzo a girar.
-Mi linda Carmen, estoy bien, mírame después de todo SOY una Santelices no crees?.

-Si, mi niña linda, él que te vea dirá que Don Amador está orgulloso de ser tu abuelo- y le sonrió, es verdad. 

jueves, 27 de noviembre de 2014

Catalina y Alejandro - Capítulo 15


-Como amaneciste?- me pregunta Alejandro, Oh Dios!, es verdad pase la noche con él, pero en qué minuto pudo pasar esto?, pero me gusta, me gusta haber pasado la noche con él y haber echo el amor, me gusta.
-De qué te ríes?- se acerca a mi cara y me besa la frente. -Tengo que decirte algo importante Catalina- Sólo sonrío, y Alejandro se pone serio, se sienta al lado de mío en la cama, me mira detenidamente.
-Habla- le digo
-Siempre eres así de cortante?
-Sí- me rio Alejandro también se une a mis carcajadas.
-Entiendo, bueno te quiero contar algo importante- hace una pausa -Te amo- me mira por una fracción de segundos y me besa en los labios.
-Me dijiste ¿Te amo?
-Catalina, de todas las opciones que pensé que me dirías, esa no estuvo en mi cabeza.- Me rio, y tapo con mis manos mi rostro, es que no lo puedo creer, este hombre me ama?, si Catalina el amor ha llegado a tu puerta. Me sonrió, me abalanzo a su cuello y le beso con pasión y él me sostiene entre sus brazos por mi cintura, nos caemos encima de mi cama, me separa de su cuerpo, y me mira con ¿amor? siii, es amor, gracias por fin te acordaste de mí. Me sujeta con ambas manos mi rostro y me besa.

Ya desayunamos entre besos y arrumacos, no lo puedo creer que Alejandro me haya dicho que me ama, después que sabe todos mis fantasmas, desde esta mañana sólo sonrio. Otra vez me ha sorprendido con un beso en la comisuras de mis labios.
-Entonces está listo, gracias- Me mira y sonríe, corta la llamada con el celular. -Ya tengo los pasajes para México.
-Y para cuándo?
-Para dos días más.
-Tan rápido?, yo pensé que demoraríamos más en encontrar un pasaje, porque mi pasaporte aún no lo tengo listo- le miento, es que no quiero asumir tan luego que debo a enfrentarme a Santelices.
-Catalina , no mientas tu pasaporte ya está listo- trago saliva y me sonríe -Sé que no quieres enfrentarte aún a Santelices, pero no crees que más de 20 años es suficiente, como para enfrentarlo?- me lo dice arrodillado sujetando mi mano y dandome esa fuerza que nunca antes la había sentido.
-Alejandro, cuantos pasajes compraste?- me mira como no entendiendo mi pregunta.
-Dos, obvio tu y yo- pongo mala cara y él se rie -Tres Catalina, que creías que me había olvidado de Kate, sabes sólo quiero conocerla- y me rio también.
-Arréglate que vamos a ir a comer.  
-Yo nací arreglada- me rio y Alejandro también
-Bueno, preciosa, vamos entonces- y le doy mi mano, para levantarme.

Nos vamos al ascensor y esperamos que abran las puertas, mientras lo estamos esperando, Alejandro me sujeta de la cintura cuando por fin se abren las puertas me da un beso en los labios y me empuja dentro, parecemos unos adolescentes riéndonos y besándonos.
-Preciosa espérame unos minutos voy en busca de mi auto.
Le espero en la entrada del edificio de mi departamento, y veo aparecer un ferrari negro, el mismo que vi hace unos días atrás en el estudio jurídico, nose si enojarme o reírme, me ha estado espiando.
-Vamos, sube- me dice
-Alejandro tengo que hacerte un pregunta- le digo colocándome el cinturón de seguridad.
-Dime- pone en marcha el vehículo
-Estuviste en el estudio jurídico ese día en el que apareciste detrás mío?- le miro directamente a su perfil, esboza una sonrisa, maldito, me enojo.
-Tranquila- me sujeta la rodilla y me recorre electricidad por mi cuerpo -sabes manejas muy bien, pero como tienes ese auto, V16.
-Y ¿qué tiene?, ya sabes porque lo tengo, y miro por la ventana.
-Entiendo- y me vuelve acariciar la rodilla.
Guardo silencio por un tiempo. Y comienza a sonar esa canción que me encanta de Melendi.
"Hoy le pido a mis sueños
que te quiten la ropa
que conviertan en besos
todos mis intentos de morderte la boca
y aunque entiendo que tú...
tú siempre tienes la última palabra en esto del amor.

Y hoy le pido a tú ángel de la guarda
 que comparta que me dé valor y arrojo en la batalla
pa ganarla,
y es que yo no quiero pasar por tu vida como las modas
no se asuste señorita nadie le ha hablado de bodas
yo tan sólo quiero ser las cuatro patas de tu cama
tu guerra todas las noches tu tregua cada mañana
quiero ser tu medicina tu silencio y tus gritos
tu ladrón tu policía, tu jardín con enanitos
quiero ser la escoba quien en tu vida barra tus tristezas quiero ser tu incertidumbre y sobre todo tu certeza."

La tarareamos entre los dos, y nos miramos, nos sonreímos, nos gusta la misma canción.
-Te gusta?- me pregunta Alejandro
-Claro, es bellísima
-Si es hermosa- pone sus ojos directo en la autopista.
Después de unos cuarenta minutos en la autopista, me lleva a un restaurant hermoso, se estaciona cerca de la entrada, y dice en alto "Artú", es un restaurant de comida italiana, y me sonrio, me encanta la comida italiana.
-Me investigaste?- le digo mientras veo el letrero.
-Pues claro, tenía que saber a qué me enfrentaba- y me comienzo a enojar.
-Acaso tú no lo hiciste?
-No- le miro furiosa
Me toca la pierna, para que me tranquilice.
-Nena, cómo me puedes decir que no me investigaste si sabías mi vida.
-No, si fue tu tío quien revelo tu historia- a Rob, es muy fácil de sonsacarle la verdad, sobre todo si trabajas mucho para él y te tiene una confianza tremenda, como es mi caso. Alejandro gira su cabeza de un lado a otro con una sonrisa en los labios.
-Ese tío mío, siempre tan bueno para hablar demás.- se ríe y yo me uno a las carcajadas.
Alejandro de forma sorpresiva se baja del auto, y comienza a caminar alrededor del auto, con una sonrisa ganadora en sus labios, llega a mi puerta del copiloto, abriéndola, me da la mano para ayudarme a bajar, me abraza a su cuerpo y me besa en los labios.

Comenzamos a caminar hacia el restorán, Alejandro saca un controlcito, de la chaqueta de cuero que lleva, y presiona un botón cerrando con un ruido el Ferrari, me sonríe, y me besa la frente, y nos vamos caminando de la mano, me siento en las nubes, me siento por primera vez viva. Nunca pensé, pero amo a Alejandro.

Llegamos al restoran, Alejandro, hablo con una persona, y le sonríe.
-Vamos- me dice. Me guia a la entrada, y la persona con la que hablo primero, habla con un joven, el cual es muy entretenido, me sonríe todo el rato, Alejandro lo mira con cara de pocos amigos. Nos dirige a nuestra mesa, y cuando el muchacho saca la silla para que yo me siente, Alejandro se la arrebata, hace un ademán para que me siente ahora, creo que es seguro para mí, el joven se siente totalmente avergonzado. Va en busca de la carta.

-Escuchame bien Catalina.- me dice mientras se sienta al frente mío, le mio como boba -No me gusta que coquetees con los hombre.
-Qué hice que? 
-Eso coquetear.
-No, sólo le sonreí, porque fue muy cortés, y miralo, es un niño para mí- el chico no debe haber sobrepasado los veinticinco años.
-Eso no me interesa, que sea joven, o más viejo. Yo te amo, y no me gusta que hayan otros hombres alrededor tuyo, me escuchaste.- Me regaña, que se cree, yo hace mucho que no soy una niñita, y ...
-Estás celoso?
-Yo?, que crees, yo???, nunca.

El muchacho llega con la carta, y Alejandro lo mira con cara de pocos amigos, es mejor que yo tome la palabra.

-Quiero un garganelli con pepperoni, y el mejor vino tinto que tengas- y para finalizar le sonrio. Miro de reojo a Alejandro y le sale fuego por los ojos, esto me divierte.
-Quiero una milanesa con risotto al vino tinto, y prefiero un vino chileno- y le entrega la carta sin mirarle

Comimos y el empezo a relajarse poco a poco, y descubri un Alejandro, divertido, risueño, tierno y hermoso.
Terminamos de comer, y Alejandro finaliza diciéndole al pobre muchacho.
-Mira es bella la mujer que tengo- tomando mi mano -pero lamentablemente es mía- y besa mi mano. El chico se ruboriza al extremo.

Nos subimos a su auto, y comienza a manejar por la carretera.
-Oye, por aqui no queda mi casa- no me mira, sólo esboza una sonrisa -claro que no, porque iremos a la mía, quiero tu aroma en mi casa.
Que hace una mujer cuando escucha eso?, sonreír como boba. Y así, me mantuvo todo el tiempo con una sonrisa en los labios.

-Por fin te tengo en mi casa- y me toma por sorpresa, me toma en brazos para poder entrar.
-Que hace Alejandro?
-Entrar a mi casa, contigo, mi novia.
-Ok

Mientras camina conmigo en brazos, reconozco el sillón en el que hace unos días fue testigo de mi gran y horroroso secreto, bañado en sombras. Abre una puerta, que no había visto cuando estuve aquí, la cocina sigue ahí mismo, al lado de living. La puerta abre, da con su habitación, me recuesta con delicadeza, en ella. Tiene una cubrecama gris, y unas sabanas suavecitas...

Me comienza a besar, de forma voraz, esta vez, no quiere que el sol le gane la partida, me arranca la ropa, y cuando me ve en ropa interior, se lanza a mi estomago, y sus manos recorren mis piernas. Se quita la camisa y sale volando, se mete dentro mio y yo no hago más que gemir de placer, y arrugar las sabanas, para intentar controlarlo, pero es imposible, Alejandro se libera al lado mío, cayendo a mi costado. 

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Catalina y Alejandro - Capitulo 14



No puedo creer que me eh sincerado con Alejandro, le eh dicho toda la verdad, y ahora más que nunca quiero ir a México, pero no puedo ir sola, creo que invitare a Kate, si la invitare.
Llamo a mi mejor amiga, suena el celular y contesta.
-Cómo estas Kate?- le digo con entusiasmo
-Creo que no mejor que tú, Cata.- y rie
-Amiga, necesito preguntarte algo?
-Dime- dice con seriedad
-Tienes tu pasaporte al día?
-Claro, siempre- me dice y sé que quiere saber el por qué de mi pregunta -por qué?- me rio
-Para que me acompañes a México
-Qué, hablas en serio?, tú y yo a México
-Y Alejandro- le informo
-Queeeeeeé, me eh perdido de algo, tienes que contarme.
-Bueno bueno, le conte todo a Alejandro, sabes confío en él tanto como en tí y en Andrés.
-Sólo confianza o hay algo más.
-Kate!- la regaño, pero tiene razón, hay algo más -Kate, creo que me gusta, que me estoy enamorando de él, pero no te puedo decir que, guau me gusta a patas juntas. NOOOOO, tú me conoces...- No me deja terminar.
-SEGURIDAD- me lo dice con un tono de voz cansino, el cual me hace gracia. -Cata, disfruta, si no es para que te cases mujer.
-Ok!, pero él ira con nosotras- le vuelo a repetir.
-Me gusta la idea, y si a ti no te gusta me lo dejas, bueno?
-Buena loca- y ambas reímos.
Me subo a mi auto, mientras conduzco, decido llamar a Alejandro, me gusta su piel, me gustan sus ojos, su pelo su boca, Dios perdóname, pero lo quiero en mi cama.
No soy un mujer que cree en el amor, pero si en la atracción. Le llamo y no contesta. Sigo manejando hasta que me estaciono en el departamento, y vuelo a llamarlo, me contesta.
-Si?
-Alejandro, soy Catalina
-Hola, dime- parece frío, no con el entusiasmo de siempre.
-Eh. Podrías venir a mi departamento, quisiera hablar contigo. Unas cosas del viaje.
-Si ni un problema voy de inmediato.
 Me meto a la ducha, me relajo un poco. Voy a mi cuarto, y busca una bonita lencería, unos sostener color rosa pálido con aplicaciones moradas, y una tanga del mismo diseño, luego me pongo una falda liviana de color calipso con flores, con una polera blanca sin mangas, y me quedo descalza.
Me siento en el sillón mientras escucho música suave, y espero a que llegue. Después de un tiempo más menos prudente, suena el timbre de mi departamento, y es él, estoy feliz, muuuy feliz.

Le abro la puerta.

-Hola- le sonrio como boba
-Hola- me dice, pero no sonrie- que quieres?- me dice con un tono de molestía, qué le pasa, se supone que yo soy así.
-Bueno entra- entra y se sienta en un sillon, cierro la puerta -Te llame para decirte que iré a México, pero iré con mi amiga Kate- espero su reacción, no me dice nada, pero sé que no le gusta.
-Es necesario qué tienes que ir con ella.
-Claro, ella conoce México, siempre está llendo.- sigo sonriendole
-En eso no hay problema, porque yo igual conozco México, te recuerdo que vengo de allá.- Que pesado es, pero que le pasa?.
-Disculpa si te eh molestado, pero sabes, es mejor que te vayas.
Ahora es él quien me mira raro.
-No entiendo, me llamas, y ahora quieres que me vaya.
-Sí, exacto, lo haz entendido, vete, creo que fue mala idea que vinieras, lo siento, pense, que sería mejor que conversaramos de frente, ya que estaba comenzando a confiar en tí, por todo lo ocurrido ayer, pero veo que me equivoque, vete, por favor.
No espero ninguna reación, porque no la quiero, sólo quiero que se vaya, igual que una niña adolescente eh sido embaucada, porque mierda cuando creo en alguien se comportan así?. Me levanto del sillón, para abrir la puerta y él me sigue, le abro la puerta y se marcha, al momento de cerrarla, me dice -Lo siento.
-Ahhh!!! QUÉ RABIA POR LA PUTA MADRE. Tan estúpida como siempre Catalina, él sólo vino hacer un trabajo, no está enamorado de tí, como tan estúpida mujer.
Abro todas las ventanas del departamento quiero aire, mucho aire. Es lunes, es mí día libre, si que haré lo que es mejor, primero mandare un correo a Roberto, diciéndole que me tomare mis vacaciones, que hace unos cinco o seis años que no me tomo.

Don Roberto Latorre
Presente.
Con fecha de hoy, solicito a usted la autorización de otorgarme mis vacaciones, que se han ido acumulando hace ya seis años.
Espero que se tome a bien,  ya que las necesito para la próxima semana.
De antemano
Catalina Santelices Morga
Abogada. Estudio Jurídico
Latorre.
Presiono el botón enviar.
Ahora a organizar mi agenda, los pasajes.
No reservare hotel porque me quedare en la casa de mi abuelo, y así sabrán que voy.
Una hora más tarde, Roberto me ha contestado mi correo.

Querida Catalina.
No hay problema de que te tomes tus vacaciones que, por cierto muy merecidas las tienes, pero porque no me avisaste con más tiempo, para organizarme. No te preocupes, ve y disfruta.
Cualquier cosa aqui estoy yo y mi estudio para servirte.
Atentamente
Roberto Latorre Andrades
Abogado        
G.G Estudio Jurídico Latorre.
Excelente, todo listo para partir.
Busco un libro para leer, y encuentro ese, que me gusta tanto, "Pídeme lo que Quieras, Ahora y Siempre" de Megan Maxwell, me encanta, si que por quinta o sexta vez, a leerlo.

***

Qué mierda fue lo que hice, qué estúpido fui, ella quería hablar, y yo que no pude controlar mi mal genio, y lo pague con ella, qué culpa tiene Catalina de que me estén presionando?, nada!, ya cumplí con mi trabajo.
Llamo con ese teléfono, que ya me han llamado antes.
-Habla Cruz.
-Dime- La voz femenina de siempre.
-Teniente, Catalina Santelices parte conmigo a México, la próxima semana.
-No puedes adelantarlo Cruz?.
-No, teniente, hay un problema, ella no quiere ir sola, irá con una amiga, Katherine Zelis.
-Ok!, no hay problema, tendrás que cuidar a ambas entonces- lo dice de mala gana.
-Si teniente.
-Cruz, espera ordenes del Comandante, entendido?
-Si teniente- Y corta sorpresivamente el móvil.
Son tan fríos.

Quiero verla, me prometí cuidarla y hacerla sonreír, y no lo eh hecho, sólo la trate horrible.
Me subo a mi auto, corro en él, quiero llegar lo más pronto posible, quiero verla, y haré lo que desde el primer día eh querido hacer, y hoy lo haré.

Me estaciono, por fin, y ni siquiera puedo esperar que el conserje, me autorice la entrada, sólo subo por el ascensor, y siento que demora mucho en subir, por fin en el piso de está bella mujer.
Salgo del ascensor de forma desesperada, y toco de forma insistente el timbre de su departamento. 

Por fin me abre, de lo que me pareciera una vida, me queda mirando sorprendida, sólo me abalanzo sobre su boca, esa boca que tanto eh querido morder, ella no pelea contra mí, se deja llevar, la beso, saboreo sus labios, su lengua, quiero que sea mía por siempre, mis manos bajan por su espalda y la sujeto con firmeza la quiero tener al lado mío por siempre, su aroma me embriaga, me droga. En ese instante me doy cuenta que no la quiero ir dejar nunca más en mi vida. Me separo de ella un instante para verla directo a los ojos y me sumerjo en ellos, y ahora es ella la que asalta mi boca.

***
Dios besa tan exquisito este hombre, besa increíblemente bien, le beso, y él me besa.
-Espera un momento- le digo -Déjame cerrar la puerta de mi casa- le digo con una sonrisa en mi cara.
Me suelta y me deja cerrarla, cuando la cierro, siento su brazo en mi cintura, y su boca en mi cuello, me ataca, y yo quiero que me ataque, lo deseo. Baja con su boca a mi hombro, son suaves, tranquilos, no siente apuro, su mano derecha sube por mis costillas derechas y me saca mi polera, me deja con mis sostenes, y me gira para verme.
-Dónde esta...-Mi pieza, le guió, lo deseo hoy y ahora, le quiero.
Entre besos y abrazos me deja encima de mi cama con suavidad, y comienza a besarme por mis senos sin retirarme el sostén y comienza a bajar por mi vientre. Mira mi tanga, y sonríe, asalta  nuevamente mi boca y sus manos trabajan rápidamente, me quita mi ropa interior, me deja en la cama, y parece una animal hambriento, y yo una presa indefensa, quiero que me devore.
Me contempla, me toca con las llemas de sus dedos, sus manos sujeta mis caderas y las mueve hacia él, y con una suavidad, con una tranquilidad, como si tuviera todo el tiempo del mundo, comienza a hundirse dentro de mi cuerpo, hasta que llega al fondo, comienza el baile al compás de nuestros latidos del corazón, como nunca sentí un orgasmo que iba en ascenso, sentía como me embriagaba en mi interior, y como escapaba de mis labios, se detiene y le miro, me mira y me besa, sonríe, y volvemos a la carga, veo como la oscuridad va pintando las paredes de mi cuarto.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

Catalina y Alejandro - Capitulo 13


Catalina ya se ha ido a su casa, hace una semana yo creía a pies juntos en mi jefe, pero eh comenzado a desconfiar, pero ahora con esta declaración, queda más que claro de qué lado estoy, del lado de Catalina, ha sufrido bastante con él sólo recuerdo del que se dice ser su padre, ¿qué hago ahora con esta información?, ¿llamar a Luis y decirle en su cara lo mentiroso y manipulador qué es?.
No puedo seguir trabajando para él, pero necesito estar a su lado, es totalmente necesario. Me siento en mi sillón, por un momento y recuerdo con detalle lo que me ha dicho esta bella mujer.
***



-Ese hombre que tú, has intentado por todos los medios que vaya a visitarlo, ese hombre, me ha hecho esto- y se apunta ella -una mujer desconfiada, una mujer vengativa y fría. No puedo confiar en las relaciones con lo que me sucedió, esta de más decir que jamás eh ido a un terapeuta.
-Pero nadie sabe?- le pregunto
-No, nadie- hace una pausa, creo que recuerda algo -bueno si, mi mejor amiga... y tú.
-Tú madre, tú abuelo?- Por qué no le dijo a nadie?
-No, tu crees qué de la forma que me hecho de la casa, le iba a decir?, si prefirió sacarme de la casa para ella estar tranquila. Mi abuelo, bueno ahora, sé que él me hubiera ayudado, sé que él hubiese estado conmigo.
-Entiendo, porque hablas de tú abuelo como si ya no estuviera?- No se nada de él, pero espero que este vivo.
-Falleció cuando yo tenía 20 años.- Pone su mirada triste. -Falleció de una forma rara, culpo a Santelices por ello, porque mi abuelo fue a verlo, le llamo con urgencia, y ese día le iba a decir que  me había inscrito en Derecho en la Universidad, y sé que hubiera estado orgulloso, nunca me obligo a nada. Cuando le llame por todo lo que había pasado, antes del abuso, mi abuelo se enojo mucho. Él llego a mi busca a los días después, yo estaba hecha mierda, Santelices se fue en esos días, yo creo que por vergüenza, bueno espero que así sea. Mi abuelo, fue a mi dormitorio y yo me tire a sus hombros, necesitaba un brazo cariñoso y protector. Recuerdo a mi madre que se asusto al verlo, y le decía.


***
Amador Santelices
"Don Amador, qué hace usted aqui?" y el respondió "En busca de mi nieta, porque tú mujer no eres una buena madre y ese hijo mío, es un mal padre, y veo que ustedes no saben tratar a una niña, pero no te preocupes que yo me haré cargo de la pequeña. Ah dile a Luis que ni siquiera se gaste en ir a Tribunales, porque sé varias cosas de él, y te aseguro que el juez preferirá que Catalina se quede conmigo, me entendiste Sofía?" Mi madre, sólo asintió, yo no me despegue de él, no quería que me alejarán de él. Por fin me saco de esa casa, y él con sus ojos cariñosos me miraba, sé que quería preguntarme más y yo no podía hablar, tenía vergüenza y miedo, no podía Alejandro.- Se pone a llorar, me acerco a esta mujer que ya no es fría y distante, sino vulnerable y con sentimientos, la abrazo y llora, me siento mal al verla así, esconde su cabeza en mi pecho y en ese minuto me prometo cuidarla por siempre y que nada ni nadie la vuelva a lastimar como lo hizo Luis. -Pasaron 3 semanas y yo ya no asistía al colegio, mi abuelo lo prefirió así, me dijo que ya no quería que estuviera cerca de nada que me recordará a Santelices, yo creo que el sospechaba que algo más había ocurrido, ya que esa semana me pregunto una y otra vez que había pasado, no le conteste, no pude, sólo lloraba y él no insistía. Un día llego y me dijo "Catalina arma una maleta, escúchame bien muchacha, necesito que sólo armes una maleta de ropa, y un bolso de mano, con tus cosas personales, porque nos vamos de México, no regresaremos más, nos vamos a Estados Unidos, a Nueva York, y allá te comprare lo que haga falta mi pequeña, entendido?" yo sólo asentí, estaba feliz, pero igual tenía tristeza, dejaría a mi amiga Kate, me dijo que no me preocupará, que si éramos verdaderas amigas, nunca nos separaríamos del alma, y sabes tenía razón, hicimos de todo para no terminar esta amistad, yo nunca volví a México, pero ella venía en las vacaciones a Nueva York, nos mandábamos cartas, hablábamos por chat o por mail- veo una sonrisa, se ve hermosa, más de lo que ya es, me hago otra promesa, hacerla sonreír siempre. -Mi abuelo iba a menudo a México, cada dos o tres meses para ver "las empresas", esa era su escusa, porque supe que iba a interrogar a Santelices y nunca le contó nada, y siempre llegaba enojado, porque me llamaba en el aeropuerto y me decía "Hija, no me salude cuando llegue, no quiero decirte nada malo", y así era, nunca lo salude hasta al otro día, porque siempre llegaba de noche. Al otro día lo saludaba, nunca le pregunte por sus viajes, cada vez que llegaba, me sacaba a comer helado con pastel, y después caminábamos de vuelta a casa.- Detiene su relato, yo quiero que siga, quiero saber más de ese bello hombre que saco de las tinieblas a está mujer- y paso, que cuando ya no me acordaba de nada, mi abuelo fallece en México por un accidente automovilístico, sabes me quise morir, nunca lo desee tanto como ese día, quería morirme Alejandro, ese hombre que me cuido, que me protegió, que me hizo sonreír nuevamente, muere, así nada más, no pude verle en el ataúd, porque falleció en México, no me atreví a ir, no sabes cuanto me dolió.- Y veo como sus ojos se nublan por la tristeza más amarga, cómo yo cuando sentí la ausencia de mis padres, la impotencia de no poder hacer nada, y la soledad más inmensa cuando todos se van. -Cuando lo entierran, llega una persona con un papel y me dice que me tengo que marchar, que todas las propiedades son de Santelices porque mi abuelo no había dejado ni un testamento, no sabes como alegue porque él siempre me dijo que había dejado uno, pague a un abogado, que me robo mis ahorros, gracias a Dios mi abuelo unos meses antes me había comprado en Bostón un Departamento para que me fuera a vivir allá, por mi Universidad, me endeude, con mis estudios, y a los dieciocho mi madre me dio un auto, mi nissan, sabes lo ame tanto, porque entendí que ella me seguía amando, que no se había olvidado de mí. Me marche con mi ropa, mis libros y todo lo que pude rescatar de la casa de Nueva York, cuando me dijeron que me fuera de la casa, no lo pensé dos veces, le dije al hombre que me diera una semana para marcharme, y me dijo que no había problema, me robe literalmente de la casa, camas, sillones, cortinas, platos, incluso la cocina y el refrigerador, contrate un camión, con el dinero que mi abuelo mantenía en casa, me sentí tan feliz al verlo, era suficiente para vivir un año. Antes de irme deje una carta, para Santelices, en la que le decía, que sí me buscaba para quitarme lo que por derecho era mío, según yo, contaría todo, desprestiandolo en México.- la veo sonreír, con esa sonrisa cuando me esposo -Sabes nunca supe de él, hasta ahora- me mira furiosa y me siento horrible por ser el causante de tanto dolor.

***
Abro los ojos, y me siento de lo peor.
Me suena ese teléfono que no me gusta que suene, veo el visor, es número desconocido, y ruego que no sea la hora.
-Sí?.
-Cruz, es tiempo, la mujer tiene que ir a México ya!
-Lo sé, pero no puedo apurarla te lo eh dicho, es complicado, sé cosas que no creí jamás.
-Cruz, es tiempo, no te involucres, lo sabes.- me dicen del otro  lado de la línea telefónica.
-Pero entiende, ella debe querer ir, no la puedo obligar.
-Cruz te repito...- lo le dejo terminar
-Cruz, nada, ella no es cualquier mujer, piensa igual que un hombre, y calcula cada uno de sus pasos, deja que confíe en mí primero, pero diles que quiere ir, espero salir con ella en unos días más.
-Entendido, ah! NO VUELVAS A INTERRUMPIRME CUANDO ESTE HABLANDO CRUZ, COMPRENDES.- Mierda, siempre tan sentimentales.

-Comprendo señor.- Dicho esto cortan la llamada.